27 de agosto de 2024

La Foto del Día(Capilla de San Antonio de Padua)

Capilla de San Antonio de Padua

El culto a san Antonio en el Pilar data del siglo XIV, y la actual capilla de 1713, cuando el Cabildo cedió a D. Guillermo de Moneada, marqués de Aitona, la capilla de San Antonio por sus generosas contribuciones a la fábrica del nuevo templo barroco. Decorada suntuosamente para la inauguración de la iglesia en 1718, ello no fue óbice para que a mediados del siglo se volviese a redecorar -hacia 1750-1755-, coincidiendo su hechura con los preparativos de las obras de la Santa Capilla, llevando a cabo su director en funciones -el escultor José Ramírez de Arellano, ayudado por su taller- el adorno del altar y los vistosos relieves laterales en estuco, y José Luzán Martínez el fresco de la cúpula. Se puede afirmar que el conjunto es espléndido y en opinión de Federico Torralba sin duda alguna la más hermosa e interesante de las capillas del templo.

El altar, de atractivos mármoles negros y jaspes tostados, planta mixtilínea e influencia borrominesca en su alzado, marca un cambio tipológico que se impondrá en Zaragoza en los altares más suntuosos de la segunda mitad del siglo XVIII. Ignoramos el autor del proyecto, pero no desechamos la idea de que fuera el propio Ramírez, hábil arquitecto de retablos, ciertamente influido por las tendencias academicistas y, hasta es posible, por los consejos de Ventura Rodríguez.

Sea cual fuere su origen, sabemos por Aramburu de la Cruz (1760) que el autor de las esculturas en madera policromada fue José Ramírez, el cual llevó a cabo la interesante imagen rococó de San Antonio de Padua con el Niño entre los brazos y a su lado la de Santa Rosa de Lima -una de las mejores imágenes femeninas de Ramírez- y San Guillermo de Aquitania con atuendos militares y gestos de gran emotividad.

De las figuras del ático, la del centro, San Miguel Arcángel, se halla dentro del prototipo que creara Ramírez, mientras que sus compañeros, ángeles mancebos, resultan todavía más amanerados.

Muy destacables son los efectistas relieves en madera dorada del banco que representan ocho escenas dedicadas a milagros de san Antonio de Padua, cuya iconografía también trasciende a los altorrelieves en estuco blanco de los muros laterales, en los que representa la Aparición de la Virgen al santo y el Tránsito de San Antonio, ambos con una estructura semejante que parte la composición en dos escenas: la terrenal, abajo, y la celestial, arriba.

Lo que se ha tenido en cuenta es el efecto del conjunto, sus valores plásticos, dando el justo volumen y perspectiva a cada elemento, en un recinto en el que la falta de espacio y altura del relieve hacían difícil la solución. En los estucos debió de intervenir el taller de José Ramírez.

La cúpula se decoró con un fresco rococó, en el que figuran San Antonio portado a la gloria por los ángeles y, como trasposición de la iconografía del retablo, Santa Rosa de Lima y San Guillermo de Aquitania, en celajes de tonos amarillentos -de clara influencia napolitana- con ángeles músicos de blanda factura. Todo dentro de la estética impuesta por José Luzán.

www.catedralbasilicadelpilar.es






 

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