Y las aceras, yo creía que eran para los peatones y peatones con mascota, normalmente perros. En ambos casos los peatones van siempre circulando por la acera y mirando al suelo, intentando sortear las miles de mierdas, normalmente de perro que hay por las aceras y que sus amos no limpian, la policía no los multa y los de limpieza de calles no dan abasto a limpiar, no hay presupuesto para limpiar tanta mierda, porque los miles de mierdas de perros están en las aceras de los barrios periféricos de Zaragoza no en el centro de la ciudad, aunque también hay alguna.
El caso es que cada vez circulan mas bicicletas por la acera, claro algunas partes de la ciudad se salvan, la cuesta de San José al final de la Avenida dirección a Torrero, la subida Cuellar y algunas cuestas mas de la ciudad. Pero el Paseo de Independencia, La Gran vía, el Paseo de Sagasta o el Paseo Pamplona, son harina de otro costal.
Hay se concentra el mayor numero de ciclistas por la acera, por metro cuadrado, que hay en Zaragoza.
Ayer como hacia tan buen día se me ocurrió dar un paseo, vivo en la parte alta del barrio de La Paz, al lado del parque del mismo nombre y fue justo en la acera que bordea el canal, donde tuve que esquivar un par de mierdas de perro y mi primera bicicleta.
Estuve a punto de reprochar su conducta al joven que conducía la bici, mas aun viendo que al otro lado hay un carril bici, pero hacia buen día, acababa de salir de casa y que jolines, un pequeño percance tampoco tiene porque estropearte la tarde.
Seguí caminando por la misma acera mirando siempre de reojo al suelo y observe, que el carril para bicicletas no es muy concurrido a esa hora en la cual yo había decidido pasear, pero un nuevo ciclista me sobrepaso como un suspiro, con el consiguiente susto.
Llegue a la Av. de America y gire a la derecha para cruzar el puente, en ese punto justamente, tuve que esquivar la enésima mierda y mi tercera bici y es que en ese punto la acera se estrecha bastante.
Nuevamente decidí no protestar y seguí el paseo bajando por Cuellar. En el tramo desde el puente de América a la entrada a Sagasta, me adelantaron tres bicicletas más, todas ellas conducidas por jóvenes, recordemos que al otro lado esta el parque Pignatelli y las bicis tienen menos riesgo, pero me había tomado la tarde libre y me propuse no protestar por nada, salte por encima de una gran mierda de perro, casi la piso.
En Sagasta otras tres bicis pasaron cerca de mi sin dejar de pedalear, esquivando peatones con una habilidad pasmosa, pero nuevamente recuerdo que el paseo central de Sagasta es mucho mas amplio y por esa vía, el riesgo de atropellar a uno de a pie es menor, en todo el trayecto no vi ni una sola bicicleta por el paseo central, sin embargo además de las tres que me sobrepasaron en ese tramo vi subir otras dos por la otra acera.
La Plaza de Aragón, confluencia de muchas calles, es el centro neurálgico de la ciudad y de las bicicletas, en ese punto todas las bicicletas que bajan por Sagasta, Gran Vía, y Paseo de Pamplona se hacen visibles y son muchas si quieres verlas, es una zona de mucho trafico y aunque las aceras son anchas, el numero de bicicletas bajando hacia Plaza España, por Paseo Independencia, es impresionante hay momentos que parece una carrera cicloturista, si te sientas en un banco y observas, los ves de todos los colores, razas y sexo y te preguntas: Hacia donde van, algo tiene que haber mas abajo que los atraiga y entonces decides seguir la marabunta de bicicletas y te diriges hacia Plaza España, siendo rebasado por bicis de todos los modelos, algunas tuneadas, otras de montaña y al llegar, no ves nada, miras al otro lado y ves subir a muchas bicis que simplemente dan la vuelta en la plaza.
Por supuesto por las aceras, haciendo algunos expertos equilibrios sobre dos ruedas para cruzar los semáforos y entonces te vuelves a sentar para seguir el rastro de la bicis, hasta confirmar lo visto. Bajan por un lado del Paseo de Independencia y suben por el otro, si estas un rato ves pasar la misma bicicleta un par de veces.
Es la nueva moda, pasear por el paseo en bici, acudiendo desde todos los puntos de la ciudad.
El paseo ya no es para los de a pie, es para las bicis y me fijo que hay un montón de ellas aparcadas en la plaza España, pero de ese modelo no he visto circular ninguna, al menos por el circuito que yo he recorrido en mi paseo.
Tengo que confesar una cosa, soy vidente, veo cosas que van a pasar en el futuro, por ese motivo me decidí a dar semejante paseo, lo había visto en un sueño, y vi mas cosas, vi a una persona mayor caminando por la acera y en un fogonazo, una bicicleta negra, en el primer fogonazo no distingo si es hombre o mujer pero si que va muy rápido esquivando gente, frenando de golpe cuando no puede pasar y acelerando en cuanto tiene paso, de nuevo aparece la persona mayor, la bicicleta negra, el hombre da un traspiés al pisar una mierda de perro, tropieza con una baldosa rota de la acera y se va a un lado, el chico ha pedaleado fuerte para esquivar al siguiente peatón, la bicicleta sale disparada y se topa con el traspiés del peatón, no le da tiempo a esquivarlo, lo golpea por detrás en un pierna el peaton cae al suelo.
El ciclista cae sobre el hombre que se golpea la cabeza contra el suelo, en ese instante de mi sueño veo al ciclista, es joven, blanco, con ropa de marca, de la que llevan los jóvenes ahora, pantalón a lo cantinflas camiseta negra de un grupo de rock y chaquetilla de chándal de marca, lleva en la cabeza un gorro negro y una gorda cadena brillante cruza su pierna por el costado.
El hombre esta inmóvil, boca abajo, la sangre va haciendo un charco en la acera, el muchacho de unos dieciséis años no sabe que hacer, da botecitos en la acera al lado del hombre, la sangre se va extendiendo, se empieza a formar un corro de gente, alguien dice que llamen a una ambulancia, el muchacho lleva móvil pero no lleva el numero de urgencias ni de los bomberos y no se acuerda de los numeros. Además esta tan nervioso, que ni siquiera sabe lo que están diciendo a su alrededor.
Alguien le pregunta al chico si tiene seguro, el muchacho niega con la cabeza, la sangre, se escurre por el bordillo hacia la calzada, los coches no dejan de pasar, nadie para.
¡Que alguien me ayude, por favor!, grita el muchacho.
¡Tranquilo, ya han avisado a la ambulancia!, le contesta un mirón
Una sirena se oye al fondo, es la policía, apartan a la gente y empiezan a interrogar al chico, y a los testigos, otro coche de policía llega al lugar los agentes ponen orden.
Por fin llega la ambulancia, bajan rápido, atienden al hombre herido, un agente estaba tratando de reanimarlo, el medico se hace cargo le ponen oxigeno, le toman las constantes vitales, el golpe en la cabeza ha sido muy fuerte y la perdida de sangre muy importante. No reacciona, le hacen masaje cardiaco, es inútil, el hombre esta muerto.
Otro fogonazo, el carnet de identidad, el hombre tiene 60 años, lo acababan de prejubilar, era su primer paseo como jubilado, se llamaba José…
Tras el juicio, al joven le impusieron una multa por conducir la bici, sin seguro. Lo condenaron a trabajos sociales durante un tiempo.
El juez sentencio que el responsable civil subsidiario era el Ayuntamiento de la ciudad, por no tener regulado el tráfico de bicicletas y por no arreglar los desperfectos de la acera. Lo condenaron a pagar una indemnización de treinta millones de euros a la familia de la victima. Por no dejar que disfrutara de su jubilación.
La historia que les acabo de relatar es ficticia, fruto de mi estado de animo en una tarde que creí iba a ser otra cosa.
El problema que existe en Zaragoza en estos momentos es real.
Tertulias de La Manqueta
Ha pasado agua por el Ebro desde este escrito, pero el tema esta igual que entonces, si acaso añadir los patinetes eléctricos.
ResponderEliminarFernando Benito