La palabra dada
¿Ya no vale nada el compromiso de la palabra dada?
¿Que principios les estamos enseñando a nuestros hijos?
¿Que tipo de compromiso, integridad, transparencia y credibilidad les estamos inculcando a esta generación de jóvenes?
El valor de la palabra dada es algo más que un compromiso, es la honestidad de la persona que la da en sí misma y su integridad ética.
La dignidad siempre es un aspecto de aptitud y de capacidad en las obligaciones y responsabilidades que se ejercen.
La confianza que depositamos en alguien siempre viene precedida por la veracidad que nos transmite y la rectitud con la que realiza sus actuaciones cotidianas.
El valor de la palabra dada es transparencia cuando tiene crédito y credibilidad, cuando creen y confían en nosotros, cuando las decisiones se toman con franqueza y la honradez es una virtud de ética, rectitud e integridad personal.
Es la palabra dada una forma de acción y su valor como garantía de compromiso es incuestionable.
No hay deber que no requiera una obligación, una firmeza de acción y una determinación de compromiso a la palabra dada.
El no tener palabra perjudica todas las áreas de la vida, simplemente la gente deja de confiar y se convierten en esas personas que no son de fiar y nadie quiere estar cercar o hacer negocios con personas que son conocidas por mentir como su segunda naturaleza. Salvo los que se lucran estando cerca.
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