3 de noviembre de 2014

Ruta Senderista

III RUTA SENDERISTA DEL CISTER

Una vez más, y van tres, pudimos disfrutar de la magnífica Ruta Senderista del Císter que organiza la Asociación de Amigos de Rueda para todo aquel que quiere asistir. Alrededor de setenta esforzados caminantes la recorrimos con sumo placer.

Agradeciendo a la Asociación, a los colaboradores, Marta Híjar, de Seguros MGS, de Sástago, a Áridos Artal, de la Puebla de Híjar, a Excavaciones Javier Artal SL, de Escatrón, a los Ayuntamientos de Escatrón y de Sástago, así como a todos los participantes, les dedico estas estrofas en las que intento reflejar las sensaciones vividas en ella. Al tiempo, aprovecho para animar a todos los posibles caminantes a participar en ediciones venideras. Una extraordinaria oportunidad para conocer bellos parajes que se localizan en los entornos del monasterio de Rueda que, aunque hoy vive momentos de relativa incertidumbre, siempre merece la pena visitarlo. No los den por conocidos, nunca dejan de sorprendernos.



Este año dos mil catorce,
la popular caminata
de los amigos de Rueda,
Ruta del Cister se llama,
cumplió tercera edición.
Y esta vez sin amenazas:
sin lluvias, truenos o nieblas
y con los vientos en calma.

La entrada del monasterio,
el lugar de la quedada.
No digo que fuera noche
ni tampoco madrugada,
pero joven era el día,
al poco de la alborada.
Perezoso andaba el sol,
la boira lo camuflaba
mas, pronto despabiló
y a la ruta se apuntaba.

Tras la foto de recuerdo,
con la gente uniformada,
pintando gualda el camino,
comenzábamos la marcha
hacia tierras de Escatrón.
Por donde otrora hubo barca,
nos mudábamos de orilla
contemplando aguas calmas.
Por el Tozal vigilados,
vimos la vieja almazara.

Con el Martín nos topamos,
donde, al Ebro, da sus aguas.
Un atractivo sendero,
ceñido a aquel, avanza
entre fantástica fronda
que zigzagueando salva.
Al fondo, se entrevió un puente
de fabricación romana.

Una rápida ascensión
al sequío nos aupaba.
En el cabezo de Muel,
ruinas ibero romanas.
Al rato, la Magdalena,
a su suerte abandonada.
Pasamos junto a Gotor,
que de Rueda fue una granja.
Allí estaban, esperando,
pero no hicimos parada.

Aunque no soy Perogrullo,
es esto perogrullada:
con la ruta en su mitad,
el regreso se iniciaba.
Cosa que se agradeció,
pues el sol ya calentaba.
El amparo de unos cerros,
que sombra nos proyectaban,
conseguía que la ruta
se hiciera algo más liviana.

En alguno de los grupos,
que el ritmo dispar formaba,
con mucha satisfacción
escuché que comentaban
de estas rutas la bondad.
Incluso, hacían programas
de otras muchas en sus pueblos,
como hacerles propaganda…
Proyectos, iniciativas,
ideas se barajaban.

Ya en el último tramo,
tras cuesta muy empinada,
compensando nuestro esfuerzo,
una sorpresa muy grata:
una extraordinaria vista
desde allí se dominaba,
panorámica exquisita,
diría paradisíaca.

En tal cerro encaramado,
contemplándolo, pensaba
en el refrán popular
que dicta sentencia sabia:
una imagen vale más
que contarla en mil palabras.
Aquí bien se ratifica,
que la razón no le falta.

Vimos al Ebro dudar.
A lo lejos, represadas
sus aguas que, cantarinas,
rápidas el azud saltan.
A nuestros pies, en mil brazos
quebradas, su lecho ensanchan,
como queriendo quedarse
y no emprender su marcha.
¿Será el encanto de Rueda
que las dejó embrujadas?

En su completa extensión,
con fondo de tierra parda
que salpican los enebros,
pinos, romeros, retamas…
se mimetiza el cenobio
al que su torre delata.
Una verdadera joya,
de nuestra tierra semblanza.
Hoy, llorando su presente,
vida, que no olvido, clama.

En el entorno, extasiados,
contemplando tal estampa,
en su altozano, Escatrón,
de ser su guarda hace gala.
Y, contrapunto discorde,
la térmica allí instalada
que, por su negro quehacer,
por la ciencia es desechada.

En el curso de la ruta,
por si entraba malagana,
prepararon dos recesos
donde recoger vituallas:
dulces para lamineros,
para todos, fruta y agua,
y que el personal de apoyo
en un furgón transportaba.

Una vez se llegó a meta,
-dos horas y media largas,
a unos, a otros, tres o más-
repartieron los bocatas
de chorizo o salchichón
¿Quién dijo lonchas escasas?
¡Por quitar colesterol!
dijo quien los preparaba.

Y se habló de sensaciones…
Que si la hora muy temprana…
Que pudo hacerse más corta…
que muy bien organizada…
Que si correoso el pan…
Que la ruta muy acertada…
Si pulir o añadir cosas,
pero que fácil no es nada…

Muchas cosas comentamos,
no faltaron las palabras.
En honor a la verdad,
no escuché ninguna mala.
Opiniones positivas
para intentar mejorarla.
Y por conclusión unánime:
¡Maravillosa jornada!

           Rafael Fernández Tremps.
                              Octubre, 2014.

POSDATA

En el aire se palpaba
un agridulce sabor.
Resultaba predecible
la acidez. La que dejó
el anterior empresario,
muy nefasto, mal gestor,
de pestilente memoria,
imposible ser peor.
O el daño colateral
que la plantilla sufrió.

El maravilloso día,
el exquisito bombón.
Otro, ver abierto Rueda,
pues devuelve la ilusión.
Un hálito de esperanza
en que cumpla su misión
de iluminar sus entornos.
Por ello la Asociación
de Amigos del Monasterio
desde siempre peleó.

Así, a primera vista,
a muchos entristeció
encontrarlo al ralentí.
Aun con dicha decepción,
éxito le deseamos
al nuevo administrador.
Nos quedamos expectantes,
con renovada ilusión.
En sus manos y en sus hechos,
vencer nuestro resquemor.

Rafael Fernández Tremps


No hay comentarios:

Publicar un comentario