III RUTA SENDERISTA DEL CISTER
Una
vez más, y van tres, pudimos disfrutar de la magnífica Ruta Senderista del
Císter que organiza la
Asociación de Amigos de Rueda para todo aquel que quiere
asistir. Alrededor de setenta esforzados caminantes la recorrimos con sumo
placer.
Agradeciendo
a la Asociación ,
a los colaboradores, Marta Híjar, de Seguros MGS, de
Sástago, a Áridos Artal, de la
Puebla de Híjar, a Excavaciones Javier Artal SL, de Escatrón,
a los
Ayuntamientos de Escatrón y de Sástago, así como a todos los participantes,
les dedico estas estrofas en las que intento reflejar las sensaciones vividas
en ella. Al tiempo, aprovecho para animar a todos los posibles caminantes a
participar en ediciones venideras. Una extraordinaria oportunidad para conocer
bellos parajes que se localizan en los entornos del monasterio de Rueda que,
aunque hoy vive momentos de relativa incertidumbre, siempre merece la pena
visitarlo. No los den por conocidos, nunca dejan de sorprendernos.
Este año dos mil
catorce,
la popular caminata
de los amigos de
Rueda,
Ruta del Cister se
llama,
cumplió tercera
edición.
Y esta vez sin
amenazas:
sin lluvias, truenos
o nieblas
y con los vientos en
calma.
La entrada del
monasterio,
el lugar de la
quedada.
No digo que fuera
noche
ni tampoco madrugada,
pero joven era el
día,
al
poco de la alborada.
Perezoso andaba el
sol,
la boira lo camuflaba
mas, pronto despabiló
y a la ruta se
apuntaba.
Tras la foto de
recuerdo,
con la gente
uniformada,
pintando gualda el
camino,
comenzábamos la
marcha
hacia tierras de
Escatrón.
Por donde otrora hubo
barca,
nos mudábamos de
orilla
contemplando aguas
calmas.
Por el Tozal
vigilados,
vimos la vieja
almazara.
Con el Martín nos
topamos,
donde, al Ebro, da
sus aguas.
Un atractivo sendero,
ceñido a aquel, avanza
entre fantástica
fronda
que zigzagueando
salva.
Al fondo, se entrevió
un puente
de fabricación
romana.
Una rápida ascensión
al sequío nos aupaba.
En el cabezo de Muel,
ruinas ibero romanas.
Al rato, la Magdalena ,
a su suerte
abandonada.
Pasamos junto a Gotor,
que de Rueda fue una granja.
Allí estaban,
esperando,
pero no hicimos
parada.
Aunque no soy
Perogrullo,
es esto perogrullada:
con la ruta en su
mitad,
el regreso se
iniciaba.
Cosa que se
agradeció,
pues el sol ya
calentaba.
El amparo de unos
cerros,
que sombra nos
proyectaban,
conseguía que la ruta
se hiciera algo más
liviana.
En alguno de los grupos,
que el ritmo dispar formaba,
con mucha satisfacción
escuché que comentaban
de estas rutas la bondad.
Incluso, hacían programas
de otras muchas en sus pueblos,
como hacerles propaganda…
Proyectos, iniciativas,
ideas se barajaban.
Ya en el último
tramo,
tras cuesta muy
empinada,
compensando nuestro
esfuerzo,
una sorpresa muy
grata:
una extraordinaria
vista
desde allí se
dominaba,
panorámica exquisita,
diría paradisíaca.
En tal cerro encaramado,
contemplándolo, pensaba
en el refrán popular
que dicta sentencia sabia:
una imagen vale más
que contarla en mil palabras.
Aquí bien se ratifica,
que la razón no le falta.
Vimos al Ebro dudar.
A lo lejos, represadas
sus aguas que, cantarinas,
rápidas el azud saltan.
A nuestros pies, en mil brazos
quebradas,
su lecho ensanchan,
como queriendo quedarse
y no emprender su marcha.
¿Será el encanto de Rueda
que las dejó embrujadas?
En su completa extensión,
con fondo de tierra parda
que salpican los enebros,
pinos, romeros, retamas…
se mimetiza el cenobio
al que su torre delata.
Una verdadera joya,
de nuestra tierra semblanza.
Hoy, llorando su presente,
vida, que no olvido, clama.
En el entorno, extasiados,
contemplando tal
estampa,
en su altozano,
Escatrón,
de ser su guarda hace
gala.
Y, contrapunto
discorde,
la térmica allí
instalada
que, por su negro
quehacer,
por la ciencia es
desechada.
En el curso de la
ruta,
por si entraba
malagana,
prepararon dos
recesos
donde recoger
vituallas:
dulces para
lamineros,
para todos, fruta y
agua,
y que el personal de
apoyo
en un furgón
transportaba.
Una vez se llegó a
meta,
-dos horas y media
largas,
a unos, a otros, tres
o más-
repartieron los
bocatas
de chorizo o
salchichón
¿Quién dijo lonchas
escasas?
¡Por quitar
colesterol!
dijo quien los
preparaba.
Y se habló de
sensaciones…
Que si la hora muy temprana…
Que pudo hacerse más
corta…
que muy bien
organizada…
Que si correoso el
pan…
Que la ruta muy
acertada…
Si pulir o añadir
cosas,
pero que fácil no es
nada…
Muchas cosas
comentamos,
no faltaron las
palabras.
En honor a la verdad,
no escuché ninguna
mala.
Opiniones positivas
para intentar
mejorarla.
Y por conclusión
unánime:
¡Maravillosa jornada!
Rafael Fernández Tremps.
Octubre, 2014.
POSDATA
En el aire se palpaba
un agridulce sabor.
Resultaba predecible
la acidez. La que dejó
el anterior empresario,
muy nefasto, mal gestor,
de pestilente memoria,
imposible ser peor.
O el daño colateral
que la plantilla sufrió.
El maravilloso día,
el exquisito bombón.
Otro, ver abierto Rueda,
pues devuelve la ilusión.
Un hálito de esperanza
en que cumpla su misión
de iluminar sus entornos.
Por ello la Asociación
de Amigos del Monasterio
desde siempre peleó.
Así, a primera vista,
a muchos entristeció
encontrarlo al ralentí.
Aun con dicha decepción,
éxito le deseamos
al nuevo administrador.
Nos quedamos expectantes,
con renovada ilusión.
En sus manos y en sus hechos,
vencer nuestro resquemor.
Rafael Fernández Tremps
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