El Instituto Municipal de Salud Pública ha comenzado
este martes el tratamiento para frenar la expansión y colonización de
la mosca negra en el Ebro en la capital aragonesa. La falta de lluvias
que limpien las riberas de algas y macrófitos han propiciado la reproducción y
propagación de estos insectos. Las quejas de ciudadanos por
las molestas y dolorosas mordeduras se han disparado en las últimas
semanas.
Los
técnicos municipales han tomado muestras y han constatado un nivel de
mosca negra superior al de los últimos años, cuando apenas se detectaron
ejemplares y casi no hubo afecciones a la población. La semana pasada
ya empezaron a actuar en el Gállego y, a partir de hoy, los trabajos
se centrarán en el Ebro.
Allí, con la ayuda de los bomberos, han recorrido el
río y han echado un larvicida natural que frena el desarrollo
de las larvas de la mosca negra. Este es el único tratamiento efectivo y que no
afecta al resto de fauna y flora de los ríos. En concreto, según ha explicado
el jefe de la Unidad de Salud Ambiental 2, Emilio Martínez, el
tratamiento se ha aplicado en cuatro puntos del Ebro: Juslibol, pasarela
del Voluntariado, puente de Piedra y azud. Luego, lo han echado en La
Cartuja.
La muestra y tratamientos deben repetirse cada dos o
tres semanas ya que
una mosca puede hacer varios ciclos reproductivos al año. No obstante, ha
recordado que el Instituto Municipal de Salud Pública puede hacer un
"parcheo", ya que solo puede actuar en el término municipal de
Zaragoza y la mosca puede desplazarse varios kilómetros.
Varios expertos consultados han lamentado que la dirección
de Salud Pública del Gobierno de Aragón haya dejado de invertir en el estudio y control de este insecto.
Ahora, son algunas comarcas las que por su cuenta se encargan de luchar contra
ella. Por contra, Salud Pública sí que ha anunciado que empieza el 1 de junio
la campaña de vigilancia y muestreo para la detección del mosquito tigre,
posible transmisor de algunas enfermedades.
Falta de precipitaciones
El jefe de la Unidad de Salud Ambiental
2 ha reconocido que este año la presencia de mosca negra está siendo
mayor que otros por la falta de precipitaciones en los últimos
meses. Al no haber crecidas, los cauces de los ríos no se han limpiado de
algas y macrófitos. Esta vegetación y las altas temperaturas favorecen la
reproducción de esos insectos. "Está claro que los últimos años la
situación fue mejor", ha adimito Martínez. No obstante, ha asegurado que
la población tiene que "aprender a convivir" con este tipo de
insectos y ha confiado en que sus picaduras cada vez tengan menos efectos.
Hay que recordar que si en 2009 apenas se contabilizaron 10.000
atenciones por picaduras en Zaragoza, en 2011 se llegó a cerca
de 22.000 (30.000 en toda la Comunidad aragonesa). Durante los últimos
tres años, sin embargo, este artrópodo ha dado una tregua. Según datos
recogidos en el boletín epidemiológico de Salud Pública, los centros de
salud atendieron el año pasado 20.059 consultas por picaduras de
insectos en Aragón. Las heridas que provocan estos son diferentes a los habones
de los clásicos mosquitos. La mosca negra normalmente desgarra la piel y es lo
que ocasiona los problemas (incluso por las alergias y reacciones que se
producen). Para prevenir picaduras, los expertos aconsejan
usar repelentes, pantalones largos y no frecuentar las zonas de hierba corta y
las cercanas a las riberas, aunque esta mosca puede actuar en un radio de
30 kilómetros.
No olvidarse del mosquito tigre.
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