21 de junio de 2017

Viaje Al Castillo La Palma


La Dama de Blanco “El retorno”

No quiero que se escape ningún detalle de lo que voy a relatar.
Hacía varios años que no visitaba el Castillo de La Palma y estos días de Semana Santa en un paseo matutino volví, esta vez acompañado por mi amigo Anónimo Luchador. No quería que se me pasara nada por alto en el caso que aconteciera algo que llamara mi atención.

Hace unos años tuve una experiencia que en su día relate y que tuvo cierto éxito de lectura y de comentarios entre los lectores habituales de la Tertulias de la Manqueta y tenía ganas de que pasara algo en esta nueva visita.

Las cosas que uno ve, o las señales que uno interpreta, no son las mismas que otra persona ve o interpreta, dejemos eso claro desde el principio, pero desde que iniciamos el camino serpenteante de subida yo empecé a sentir un presentimiento que no se explicar con palabras, era una cosa dentro de mí, como un cierto escalofrío en mi interior, pero no un escalofrío de miedo, no eso no, era como una sensación placentera, como que de que pronto vas a reencontrarte con algo agradable o algo familiar.

El caso es que todo transcurría con normalidad, subiendo la pendiente y comentando entre bromas de mi amigo que si ya la había visto, que si patatín, que si patatán.

Llegamos a la parte del camino en la que se puede acceder al túnel, el de la leyenda, donde se cayó la hija del comandante moro que mandaba el castillo, bueno que podéis leerla en el escrito “La Dama de Blanco”. Bien, dicho lo cual, seguimos con lo que nos atañe. Llegamos a la entrada y bajamos por la pendiente hasta la parte donde, si miras hacia arriba ves la boca del pozo y si miras hacia abajo solo se ve una parte del pozo, el resto está cubierto por los escombros.

En ese instante mi amigo decidió tomar una foto de recuerdo del momento y la hizo. Ese fue mi segundo presentimiento, más fuerte que el anterior, cuando lo sentí, pensé que era la emoción del momento de estar en el pozo donde se fraguo la leyenda del castillo, luego cuando vi la foto supe el porqué de mi inquietud. En el resplandor yo vislumbre algo parecido a una imagen de mujer con los brazos abiertos, cubierta con un vestido blanco. No me di cuenta en el momento de la foto, pero al verla luego, yo lo interprete así, como he dicho antes cada uno interpreta las cosas como las siente y seguramente es solo el resplandor del sol.

Salimos del pozo y seguimos subiendo por el camino tradicional hasta alcanzar  la entrada y vimos la perspectiva del recinto, no tengo palabras. Desolador, cada vez que lo veo esta más ruinoso, lentamente recorrimos el recinto, entramos en la sala principal salvando unos maderos caídos de la techumbre, vimos pintadas por las paredes de algún baldragas de la raza que sea, insultando a todos los españoles y cosas por el estilo. Yo me pregunto si somos tan malos porque vienen aquí, pero en fin, no quiero cambiar el tema que nos interesa.

Seguimos el recorrido por todas las dependencias del castillo y comprobamos el estado lamentable de ruina y abandono de un lugar que podría ser otra cosa, no teníamos ganas casi ni de hablar, solo mirábamos perplejos el estado en que se encuentra todo el lugar, ya solo quedan los muros, dentro de muy poco ni eso.

El silencio era total, le comente a mi amigo que siempre que piso el castillo me ocurre lo mismo, el silencio en el lugar es impresionante, solo se oye el viento si hay.

Decidimos abandonar el castillo y volver al pueblo por el camino que va hacia el Fortín, para ver el desmonte que están haciendo los cazadores de alabastro, increíble, solo lo pueden hacer aquí en Aragón, en otra comunidad no los dejarían destrozar el monte como lo están haciendo en nuestro pueblo. A lo que estamos, que me voy de la jota al bolero.

Aun no habríamos recorrido ni cien metros cuando se produjo un acontecimiento, que para mí fue la tercera señal, intentare relatarlo como yo lo sentí.

Habíamos estado en el castillo envueltos en un silencio total, pero al salir de el a unos cien metros, oímos a nuestras espaldas una especie de graznido de ave, nos volvimos y vimos salir de detrás de la torre en ruinas dos milanos negros, uno por cada lado de la torre, nos sobrevolaron en circulo por encima de nuestras cabezas una vez y volvieron a la torre desapareciendo de nuestra vista, no los volvimos a ver ni a oír.

Cada cual lo interpreto a su manera, yo influido seguramente por mis experiencias anteriores lo interprete como una señal de despedida, un hasta pronto, o hasta la próxima, en fin esta vez solo fueron dos aves y un resplandor, veremos que nos depara la próxima visita al Castillo de La Palma de Sástago.

Honor y Gloria Sastaguinos.

Tertulias de la Manqueta

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