2 de junio de 2020

Batalla de Ceriñola 1503

CERIÑOLA – La batalla que cambió el Arte de la Guerra 
Con motivo del 5º Centenario de la muerte del Gran Capitán os dejamos a la descarga en nuestra Biblioteca GEHM un artículo sobre el Gran Capitán y la Batalla de Ceriñola.
Cuadro: Ferrer Dalmau 
De todas las luchas que sostuvo Don Gonzalo a lo largo de su carrera como militar, sin duda alguna sus batallas más importantes fueron Ceriñola y la de Garellano, ambas acaecidas en el año 1503. La batalla de Ceriñola es una batalla de gran importancia en la historia puesto que cambió el curso de la guerra para las fuerzas españolas, pero también marcaría el comienzo del cambio en la forma de hacer la guerra. La introducción del uso del arcabuz entre sus tropas por parte del Gran Capitán fue un elemento innovador y decisivo, que mostró que el arma de fuego marcaría un cambio radical en los ejércitos.

Mientras la caballería francesa había sido detenida en su avance, la formidable infantería suiza al mando de su jefe Chandieu comenzó su ataque. El temible cuadro suizo comenzó a avanzar al redoble del tambor hacia el centro de las posiciones españolas. Su aparición debió de ser espectral al avanzar en medio de los muertos y el humo en perfecta formación, abriendo y cerrando filas para sortear obstáculos. Avanzaban lentos y firmes dirigiéndose al parapeto, donde les aguardaban las picas de los alemanes. Al igual que a sus compañeros, los arcabuceros esperan que estén cerca y en esos momentos sueltan una descarga de arcabucería a quemarropa. De este modo las primeras filas de los suizos caen segadas por el plomo, destacando entre ellos los capitanes situados en primera fila como Chandeau, eliminando así a los mandos. Al poco tiempo se produce una nueva descarga, sin embargo los suizos dan buena muestra de su disciplina y continúan avanzando ocupando los soldados de las segundas líneas los puestos de sus compañeros caídos. Los suizos subieron imperturbables la colina y llegaron al pie del foso estableciendo contacto con los lansquenetes, quienes les aguardaban con las picas preparadas, ambas formaciones chocaron en una masa indefinida de picas. La presencia del foso, la mayor altura a la que se encontraban los lansquenetes y el cansancio acumulado por la marcha y el ataque cuesta arriba jugaban en contra de los suizos. Para complicar más la situación la infantería suiza se vio arrollada por su flanco derecho por los restos de la caballería francesa que trataba de salir de cualquier forma de aquel infierno. De este modo el desorden comenzó a cundir entre los suizos, lo que unido a la muerte de la mayor parte de sus capitanes dio lugar a que sus filas comenzasen a desorganizarse y flaquear.
Es en ese crítico momento cuando el Gran Capitán, desde su posición en la mitad de la colina, decide aprovechar ese momento y ordena a su ejército atacar en masa a los maltrechos suizos. En ese momento García de Paredes carga al frente de sus infantes (la mayor parte rodeleros) con un terrible ímpetu, sorteando las picas enemigas e introduciéndose de lleno entre las filas de los suizos, sembrando la muerte y el pánico en ellas. En esa situación las picas no podían hacer nada para frenar a un enemigo que ya se había introducido dentro del cuadro, lo que unido al ataque por el flanco de los hombres de Pedro Navarro diese lugar a que los suizos se viesen totalmente superados e iniciasen la huída rompiendo sus filas.[1] En su desesperada huída los suizos arrollan al tercer escuadrón, la caballería ligera de Yves d’Alègre, que no llegó a entrar en batalla…..
ABC-Historia

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