28 de agosto de 2012

Ronda Que Te Rondarás II

SÁSTAGO: RONDA JOTERA 2012
(Ronda que te rondarás II)
Rafael Fernández Tremps
Por segundo año consecutivo he tenido la suerte de disfrutar haciendo el recorrido por las calles de pueblo acompañando a la magnífica Ronda Jotera sastaguina. En esta ocasión, fenómenos climatológicos perturbaron el orden establecido para el acto. Quizá, esta circunstancia impidió que pudieran disfrutar de ella mayor número de personas e hiciera echar en falta el ambiente nocturno, ingrediente tan habitual en este tipo de actos. A pesar de ello, el éxito quedó patente, el seguimiento fue numeroso y las paradas de “avituallamiento” tan abundantes y generosas como de costumbre.

Ignorante de que en Sástago
desconocen qué es reblar,
se creía la tormenta
que nos iba a fastidiar[1].
La tarde noche del viernes,
testaruda, muy tenaz,
con sus fuertes aguaceros,
pensó su meta alcanzar
y, a la tarde del domingo,
 consiguió el acto aplazar.

El domingo lo intentó
el calor, e hizo sudar,
aliado con los mosquitos
en continuo pulular.
Ambos fácil se olvidaron
oyendo jotas cantar,
gratamente interpretadas
por la ronda en su rondar.

Sin permiso del alcalde
inició su cortejar,
que esta ronda es mucha ronda
“pa” licencia precisar.
Así rezaba la letra
cuando empezó su rondar,
encaminando al gentío
a San Vicente, el Portal.

Tras tomar el refrigerio,
y unas jotas entonar,
cuatro tientos a la bota,
el cortejo echó a andar. 
Al pasar junto a la Iglesia,
sin dejar de caminar,
cantaron la de la burra.
Sería por un casual.

Muy emotivo resultó
aquel dúo, muy especial,
ellos fueron todo el pueblo
unido para expresar,
bajo el peirón de Montler,
un canto que fue un rezar:
a mi pueblo y mi patrona
nunca dejaré de amar.

Siguiendo por San Miguel,
más viandas para catar.
Cantó allí una chavalica
que lloró al terminar.
Apostilló un cantador,
por su gesto secundar:
qué tiene la jota, madre,
glarimas me hace saltar…

Le cantó el más veterano
“La vara de la justicia”
a Joaquina, la alcaldesa,
dándole así una caricia:
la lleva quien la merece
y si procura y propicia
bienestar a convecinos
cumplirá nuestras ardicias.

Andando la calle baja
tocó de nuevo parar
y, formándose un revuelo,
quiso el anfitrión cantar.
Debió de ser muy difícil,
pues decía en su cantar:
aunque la diga “el Patrón”,
como Dios quiera saldrá.

Ganada “la call’en Medio,
nos aguardaba otro altar.
Las alumnas veteranas
nos dieron un recital,
regalaron los oídos,
lo hicieron fenomenal.
Con bravura, su solera
quisieron allí mostrar.

Acercándose el final,
afinaban el gatillo
prestos para disparar
las jotas de picadillo,
que, de forma muy jocosa,
te pulen y sacan brillo,
despertando las sonrisas
de no ser tú el acerico.

Si las letra que cantaban
no las hago aquí casar,
no es intención ni capricho,
me tendrán que perdonar.
Sé que no tengo defensa:
culpable y reo total.
Responsable soy por ello
y no me puedo excusar.

Puede que tenga un resquicio
y lo quiero argumentar.
Entre algunos seguidores,
pude a veces escuchar
a lo largo de la ronda
lo que vengo a relatar.
Es un simple comentario
nadie lo interprete mal.

Al no usar megafonía,
a pulmón es su cantar,
por todos hacerse oír
tiene su dificultad.
Aunque sé muy bien que cuesta
reprimirse y silenciar
mas, preguntas y respuestas,
bien podrían esperar
a que su canto terminen,
dejarlas para el final.

No es difícil de entender,
resulta fundamental
el guardar bien el silencio
cuando tañen, y al cantar.
Si se moderan susurros
no habrá ya que sisear,
la melodía y las voces
mucho mejor se oirán.

Todo el mundo dará gracias,
sobre todo los de atrás.
Seguramente, más de uno
lo pueda corroborar.
Cabe otro razonamiento
que no es bueno utilizar:
si pudiendo ir por delante,
no sé por qué, vas detrás.

Nadie se sienta aludido,
no es mi intención acusar.
Que cada cual lo sopese
para el próximo rondar.
Mas, dejemos tal minucia,
quiero página pasar
y a todos los componentes
deseo felicitar.

En el grupo, imprescindibles
son las voces veteranas,
pues con su ejemplo cultivan,
con su buen hacer avalan.
Fundamental es la tropa
de zagales y zagalas
con deseos de aprender
y que a muy buen ritmo avanzan.

De componentes diversos
en singular amalgama,
sin su concurso imposible,
darles calor y confianza,
dando el tono marca el ritmo,
también dándoles la entrada
y alegre acompañamiento:
la magnífica rondalla.

No me quisiera olvidar
de los jefes de la “panda”:
de quien a las voces educa,
del director de rondalla…
Gratificación merecen
por sus buenas enseñanzas.
Una gran suerte tenerlos,
no es gratuita la alabanza.

A la ronda sastaguina
es un placer escuchar.
Al oírlos, tras un tiempo,
les notas su progresar.
¡Y cómo ronda esta ronda!
Rondó, ronda y rondará.
¡Y como ronda que ronda,
ronda que te rondarás!

A un pueblo lo hace su gente
haciéndolo caminar,
poniendo amor en lo suyo,
sabiendo a una tirar.

Rafael Fernández Tremps
Agosto 2012






[1] Y en verdad que fastidió
a quien tuvo que viajar.
Hubo quien vino de propio
y  marchó sin disfrutar.

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