Vamos a darnos unos momentos de placer intelectual, leyendo unas poesías de este gran poeta que tenemos la suerte de disfrutar; Por supuesto me refiero a Julio Izquierdo, poeta y pintor.
DESESPERACIÓN
Lágrimas de desaliento
en las terrazas de la larga noche negra.
Las estrellas brillan con el tiempo a su favor
intentando apaciguar ansiedades y miedos,
pero hay hombres que no disponen de tiempo;
les roe la supervivencia del día a día,
la hipoteca, el supermercado, los juguetes…
Las fotos de los hijos, en la mesilla,
esperan la sonrisa de padre
que oculta amarguras aniquilantes,
aterradoras.
Lágrimas de desaliento en la alcoba
y rabia en la almohada húmeda de hiel.
Lágrimas de desaliento que desesperan
en la sugerente barandilla del noveno piso.
EBRO DE MIS SUEÑOS
Ebro de mis sueños
y de mis mañanas.
De mil pesquerías y
de mil andanzas;
de paseos largos de
amor con zagalas;
llaga no curada de
mis añoranzas.
Río que en tus
aguas se bañaba el alba.
Sabia de juncales
de aneas y zarzas.
¡Dónde está tu
brillo y tu voz tan clara!
¿Dónde está el
embrujo de aquellas mañanas!
¿Dónde está tu
genio, tu alma, tu casta!
¡Dónde están los
olmos que escolta te daban!
¡Dónde los barqueros
de sirga y de barca
que al son de la
tarde tus aguas surcaban!
Riadas de mugre
pudren tus entrañas.
Muros de
inconsciencia te hieren y atascan.
Se mueren tus
peces, se secan tus cañas,
tus niños no ríen,
tus pájaros callan.
Defiéndete río. No
te mueras. Mata.
No te rindas, Ebro.
Ataca con saña;
lucha con bravura,
con la frente alta.
Recuerda el orgullo
del suelo que bañas.
¡ No, no y no !
No hay derecho, pero…
seguimos haciendo tornillos
para fabricar culebras que lanzan veneno.
No.No hay derecho, pero…
seguimos enfrentando gallos que se matan
dejando sin despertadores las alboradas.
No hay derecho, pero…
seguimos alimentando patos
para trasplantarnos sus hígados.
No hay derecho, pero…
seguimos emborrachándonos
mientras otros
no tienen ni agua limpia para beber.
No. No hay derecho, pero…
DUDAS
¡Cómo envidio a los poetas que de todo hacen poemas!
Yo, no sé si alzar mi canto hacia la flor o la espina,
si hacia el amor o hacia el odio, si hacia la paz o la
guerra.
Creedme cuando os digo que esa duda me atormenta.
Quisiera cantar contigo coplas de almendros en flor
desgranando en cada verso sugerentes utopías.
Pero es difícil cantar cuando campea el dolor,
cuando gimen las gargantas ante la injusticia arpía.
Quizá debiera pensar en mi entorno más cercano
y dejar de elucubrar sobre problemas ajenos.
Pero eso es vil y rastrero, egoísta e inhumano,
y por lo tanto,
aunque quiero, no puedo hacerlo;
no puedo.
EN LA VEGA DEL HUERVA
Con el hinojo verde y amarillo y las hormigas andarinas,
atardece en la vega apacible del Huerva.
Estoy solo, sentado en la pasarela,
y mi sombra certifica que estoy vivo.
Estoy vivo y tengo amigos.
Tengo amigos y una familia que me espera.
Tengo, incluso, un lapicero y una libreta
para escribir estos versos.
¿Qué más se puede pedir?
Cortesía de: Julio Izquierdo
