“Halloween”
El Origen
La fiesta de
Halloween se ha convertido en una
de las celebraciones más populares y difundidas del siglo XXI. Aunque la
versión actual, la de los disfraces y el ‘trick or treat’, proviene de Estados Unidos y ha
sido exportada al resto del mundo en los últimos años, el origen de esta fiesta es europeo y
mucho más antiguo. La celebración que hoy conocemos como Halloween es una
mezcla de la fiesta pagana de Samhain y la fiesta religiosa del Día de Todos los Santos.
Los pueblos celtas de
Irlanda tenían, la noche del 31 de
octubre, un festival conocido como Samhain(pronunciado “sow-in”) que significa “fin del verano” y que celebraba el final de la
época de cosechas y el comienzo de
un nuevo año celta, que coincidía con el solsticio de otoño. Desde la
perspectiva de la religión wiccan,
y tal como pasaba en muchas otras religiones del mundo antiguo, esta fiesta representaba
la muerte y renacimiento de
su dios, al igual que lo hacían los campos y la naturaleza.
Durante esta
noche, se creía que la puerta
entre el mundo de los espíritus y el de los vivos quedaba abierta, por
lo que los fantasmas de los difuntos vagaban libremente y el poder
mágico de los druidas crecía
debido a esta conexión con el mundo astral. Era costumbre utilizar nabos llenos de carbón ardiendo como
faroles para guiar a los familiares fallecidos y asustar a los
espíritus malvados. Además, los niños recogían presentes de todas las casas
para ofrecérselos a los dioses y los entregaban a los druidas para que realizaran un ritual sagrado en
el que, según parece, los sacrificios
humanos y animales eran un elemento muy importante.
La romanización de las
tribus celtas supuso la desaparición de la religión de los druidas y sus fiestas paganas, como el Samhain, fueron perdiendo importancia aun sin llegar a desaparecer del
todo. El Papa Gregorio IV (827
a 844), como solían hacer los cristianos para facilitar la conversión de otros
pueblos, aprovechó la festividad de Samhain y la convirtió en el Día de Todos los Santos ('All Hallows’ Eve'), respetando en
parte la importancia que se daba a los fallecidos. La versión cristiana de esta
festividad está muy difundida en países europeos como España o en otros latinoamericanos como Mexico donde se adaptó a las costumbres
mayas y acabó por derivar en el ‘Día de Muertos’.
El resurgir
de Samhaim se
produjo en el siglo XVIII,
cuando los inmigrantes irlandeses lo llevaron a Estados Unidos y popularizaron
gracias a leyendas como la de Jack
O’Lantern. Se dice que Jack O’Lantern era un pendenciero astuto y ruin
que consiguió engañar al diablo para que no pudiera
quedarse con su alma. Cuando murió, lo rechazaron en el cielo por sus pecados
y el diablo lo expulsó del infierno, por lo que vaga por la Tierra alumbrando su camino con un nabo lleno de
carbón al rojo, como se hacía en la tradición celta. En el siglo XIX,
cuando la nueva forma de celebrar Halloveen empezaba a
estar asentada, se decidió cambiar los nabos por calabazas debido a que era más fáciles de tallar y a que había un excedente de calabazas en el
país.
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