Este gobierno se ha agotado, la crisis del 2009 lo ha fundido, de hecho creo que estaba fundido antes. Sin ideas, sin un liderazgo claro, nunca lo ha tenido con el Sr. Zapatero, pero con la crisis, se agravo esta circunstancia.
Ni siquiera sabe a quién echar la culpa de la situación que vive nuestro país, a la oposición, a la burbuja de la construcción, a la burbuja bancaria a la burbuja de la automoción a las corrupciones políticas, a las meteduras de pata de los ministros, a las del propio presidente.
Creo que es una suma de todo, pero lo que tengo claro es que este país necesita un cambio profundo. Es como cuando entra un virus o un troyano en el ordenador y este se ralentiza hasta ser desesperante su uso. La única solución al final cuando no consigues eliminar el virus o el troyano, porque no eres experto informático es formatear el disco duro.
Eso creo que está pasando con este gobierno. El virus de la crisis está muy arraigado dentro de su estructura y el sistema va muy lento y nada que se hace consigue mejoras sustanciales, solo consumir más y más recursos para intentar parchear el problema.
Creo sinceramente que el gobierno debe formatear el disco duro, porque intentar arreglar el país subiendo la edad de las pensiones a los 67 años o aplicando medidas económicas a los trabajadores, los parados o los pensionistas. Es una metedura de pata más, de las muchas que últimamente ha metido este gobierno de la nación.
En mi modesta opinión las medidas económicas debe aplicarlas donde está el dinero y el dinero no lo tienen esas personas que he mencionado. El dinero lo tienen los bancos y los empresarios que se han enriquecido con la burbuja inmobiliaria, los ricos, y llamo ricos a los millonarios de este país que viven de las rentas. Las personas que sacan dinero a hurtadillas del país sin el menor pudor y casi con impunidad, esos también ayudan a desestabilizar el país, hacen que el virus se haga cada vez más incontrolado.
Hacia esos puntos, entre otros, debe enfocarse el arreglo económico de la situación actual en este país, ahí está el dinero, no en manos de los trabajadores que quieren y no pueden, o no se atreven a crear una familia, por culpa de los contratos basura y que cuando los despiden, son sus padres los que los sustentan en muchos casos, porque el gobierno de turno y los empresarios sin escrúpulos se desentienden de esos trabajadores, con una indemnización miserable cuando la hay y con escasas prestaciones por desempleo en la mayoría de los casos y gobierno junto con empresarios, están intentando empeorar todavía más si cabe las condiciones actuales.
Tampoco está en manos de los parados que aún cobran subsidio, esos desgraciadamente cuando se quedan sin ingresos, tienen que declararse en bancarrota familiar por falta de ingresos, en muchos casos con niños pequeños.
A los trabajadores jubilados, no creo que se les pueda gravar más las cortas pensiones que perciben, salvo casos concretos como la gente de la banca privada, que sus empresas han jubilado con 52 años, con pensiones máximas, incluso con suplementos de empresa.
También se puede meter mano a los pensionistas del ejército, policía, senadores y diputados todos con pensiones máximas pero déjate ya de contar.
A todo esto se añade subidas continuas en los impuestos, todo sube, aunque luego nos digan que los precios bajan, desde que entramos en el Euro todo ha subido de forma desproporcionada, lo que no ha subido son los salarios de los trabajadores en la misma proporción.
Antes de nuestra entrada en la zona Euro, los trabajadores no perdíamos tanto poder adquisitivo como lo estamos perdiendo en los últimos años con el Euro.
También se aprecia una cosa muy importante. Los salarios de los trabajadores españoles nunca se han acercado a los salarios que perciben trabajadores de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia esos sin contar los países nórdicos que se salen de la tabla.
Un trabajador del metal en Zaragoza cobra mucho menos que un trabajador del metal en Múnich, sin embargo, el coste de las cosas en esos países se acercan mucho a lo que nos cuestan a los trabajadores las cosas en España. Seremos iguales cuando los salarios sean iguales a los de ellos, mientras tanto seremos trabajadores europeos de segunda.
Alguien se ha fijado en las costas españolas desde Rosas en Gerona a Cádiz. Toda la costa es una inmensa hilera de apartamentos, chalets, hoteles y todo lo necesario para que trabajadores con el poder adquisitivo adecuado, disfruten del sol en España. Muchas de esas personas son de esos países que he citado anteriormente que con sus ahorros europeos se han comprado esas viviendas y con sus pensiones mucho mayores que las de los españolitos de a pie viven su jubilación en España el país de los jubilaos extranjeros.
Claro esa circunstancia no la han dejado pasar los avispaos de la política la banca y empresas constructoras, con chanchullos de mayor o menor entidad, han especulado sin medida hasta reventar el mercado inmobiliario.
Por esto y por muchas cosas más creo que usted Sr. Zapatero debería formatear el disco duro ya. No espere a agotar más recursos, los necesitamos los trabajadores que tendremos que sacar una vez más este país adelante.
Formatee el disco duro porque cada día que pasa se hace más difícil la recuperación que tendrá que venir de los trabajadores por cuenta ajena, siempre ha sido así y así seguirá siendo, no intenten con palabras políticas convencernos de otra cosa.
De un giro de 180 grados a su forma de gobernar este país y pongan gente cualificada , que sepa arreglar esta situación, de lo contrario dentro de poco aunque no les guste oírlo tendremos tan pocos recursos como Grecia, Portugal, o Marruecos que no lo nombran porque no es de la zona Euro, pero está en la mente de todos.
Alguien escribió “Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe”.
Pregunte a trabajadores que en los últimos 40 años han tenido que administrar sus escasos recursos con una dictadura con Franco, una democracia con la UCD de Suárez, el PSOE de Felipe González, el PP de Aznar y el PSOE de Zapatero, para mí el peor de todos y ahora a esos trabajadores, que han soportado tres crisis económicas en el transcurso de esos años, una cada diez años aproximadamente, usted y su gobierno quieren jubilar a partir de los 67 años.
Creo sinceramente que una vez más se equivoca. Ataque el gasto público de verdad, elimine las ayudas estatales a proyectos que no van a ninguna parte, enfoque el problema real que tenemos en España hoy, no mañana. Olvídese de las críticas que le llueven de la oposición, esta para eso, para criticarlo todo. Tiempo habrá para achacarle a la oposición su falta de apoyo al país, en un momento de necesidad.
De un giro al timón y no pierda el rumbo de la nave, o vamos inexorablemente a la deriva. Olvídese de su imagen como político internacional, en estos momentos céntrese en los problemas de su país, que son mucho más importantes que los de nuestros vecinos.
Desde hace unos meses, solo oímos hablar en la radio o en las televisiones, de los problemas que tiene España y el gobierno de España, que parece no saber por dónde le sopla el cierzo, casi nada se escucha de los problemas que puedan tener los demás países de nuestro entorno. Si han sabido salir de la crisis, pregúnteles como lo han conseguido.
Al final a usted Sr. Zapatero lo recordaran o por haber salvado el país de la brutal crisis económica o por haberlo hundido, no por cuantas veces rezo con el Sr. Obama en la Casa Blanca. Elimine la ayuda estatal a las televisiones autonómicas, que cada palo aguante su vela. No piense en Madrid, Cataluña o El País Vasco, piense en España Sr. Zapatero.
Este es el alegato de un trabajador con 43 años de cotización continuada a la seguridad social. Que paga religiosamente sus impuestos declarando hasta el último céntimo de euro. Que no cobrara la pensión máxima cuando se jubile. Que tampoco se podrá comprar un apartamento en la playa y que seguramente con sus ahorros de trabajador español, tendrá que ayudar a su descendencia cuando las cosas vengan mal dadas con sus escasos recursos, pero bien administrados. Eso, si antes alguna quiebra bancaria no acaba con ellos.
Todo, porque el gobierno de turno, ha agotado todos los recursos a su alcance por haberlos administrado mal.
Formatee el disco duro Sr. Zapatero. O deje el sitio a alguien que sepa salir de esto, no deje que España se hunda del todo. Eso será hacer algo bueno por su país que es el mío.
Otra advertencia, a los que nos quieren jubilar a los 67 años. Una persona de 67 años está muy cerca si no lo es, de ser un anciano, habrá excepciones y alguno parecerá un jovencito, pero de 67 tacos.
Tertulias de La Manqueta
16 de febrero de 2010
5 de febrero de 2010
Cucaracha, un Bandido de Leyenda
El bandido más famoso de los Monegros
Desde que por primera vez escuché, a los Titiriteros de Binefar nombrar al bandido más famoso que rondó por los montes de la zona de Monegros, he deseado saber algo más sobre el.
Mi amigo Fermín y mi pariente Ángel, me propusieron hacer una excursión a la que fue cueva refugio del bandido, acepté encantado y un sábado del mes de agosto, por la mañana temprano, nos montamos en la furgoneta de Fermín y nos dispusimos a recorrer los cerca de 35 kilómetros que hay desde Sástago hasta el refugio del Cucaracha.
Cogimos la carretera a Bujaralóz, hasta un desvío a la izquierda, por camino de monte, fuimos pasando por los diferentes mases ahora abandonados, que tienen nombre propio, el más de los Lainez, el de los Morlanes, son mases grandes, algunos de varias edificaciones, en ellos las gentes hacían la vida durante los meses de siembra o de recogida de la cosecha. En tiempos del Cucaracha, el monte tenía vida propia.
Por caminos de difícil tránsito, nos adentramos en una zona conocida como Retuerta Pina, es un inmenso sabinar venido a menos por culpa de Felipe II, que usó las sabinas centenarias de la zona, para hacerse la Armada Invencible que al final no lo fue tanto.
Por los caminos sinuosos de la Retuerta, camino de la cueva del Cucaracha, nos encontramos una zona que llaman: Pepesina, es una plana espectacular, donde se divisa todo el monte, hasta donde te alcanza la vista, con sabinas salteadas por todos lados. En esa zona, nos topamos con unas hermosas avutardas, es la primera vez que las veo tan cerca.
Seguimos el camino, viendo volar majestuosas las avutardas, mientras las orillas, se van espesando a derecha e izquierda por sabinas, cada vez más grandes y robustas y los conejos empiezan a cruzar por el camino al ruido de la furgoneta, perdices, conejos hasta una liebre arranca al paso de la furgoneta, la zona es rica en caza.
Pasamos cerca del Pozo de Candial, donde los bandidos abrevaban sus caballos tras alguna correría, antes de esconderse en la cueva.
El sabinar se hace mas espeso cuando nos acercamos a la cueva y el camino se hace difícil para la furgoneta, pero enseguida aparece la cueva o lo que queda de ella, después de reconvertirla en un más de cazadores. Me explicare:
La cueva esta tallada en un montículo, estratégicamente situado, la boca de la cueva enfoca al suroeste, con una vista perfecta de todos los caminos que pueden llegar a ella y con una visión perfecta de la carretera al fondo.
No impresiona al verla desde fuera, porque las reformas que los propietarios han hecho, para acomodar a los cazadores que hacen noche para cazar por la zona, pues desluce un poco el hecho que fuera una cueva de ladrones. Han edificado una fachada, como si fuera un Más de los muchos que hay por el monte, también han abierto en la parte de arriba dos lucernarios para que el interior tenga luz natural, para eso han quitado parte de la ladera que había en la cueva original.
Pero aun así al entrar, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Por un momento tuve la sensación, de que algo o alguien nos acechaba dentro de la cueva. Me quede quieto contemplando aquella hermosa obra de arquitectura rústica con lo necesario para que hombres y caballos pudieran estar más o menos cómodos en sitio o situación hostil.
La cueva es enorme, abovedada, con troncos de sabina reforzando el techo, en dos líneas una por encima de la otra, para evitar derrumbes. A la Izquierda, el pesebre para los caballos, ocho o diez probablemente, ahora es una banca de cemento, para sentarse a cenar los cazadores. Al fondo a la derecha está ahora la cocina y a la izquierda, hay un cuarto, con una puerta pequeña, que es el último refugio en caso de ataque a la cueva, o el lugar de la emboscada, por si alguien entraba en la cueva.
Sin lugar a dudas, el sitio es sobrecogedor. Pienso en las correrías de los bandidos por el lugar, en sus discusiones y borracheras, en sus historias alrededor de la lumbre.
Fermín Ángel y yo, almorzamos unos huevos fritos que me supieron a gloria, regados con un par de tragos de vino, comentamos la historia de los bandoleros, de sus fechorías y recordé que había leído en algún lugar la biografía del bandolero y alguna de sus correrías, así que lo busque y …..
El Bandido Cucaracha
Mariano Gavín Suñer, "Cucaracha" apodado así por lo bien que cantaba esta canción.
Nació en Alcubierre, al finalizar las guerras carlistas (el mismo año del abrazo de Vergara).
Los soldados dejaron los fusiles de soldado por los trabucos de bandoleros.
Estuvo siete años de pastor, donde conoció todos los rincones de los Monegros, que luego le sirvieron para escapar de la justicia y ampliar sus correrías de malhechor.
A los 21 años se casa con Julia Amador, una buena moza de Alcubierre. Tenía tierras pero no le gustaba darle al azadón, así que con un vecino de tierras, Juan Ardid Jordan un día se quisieron comer un cordero del cercano corral de Caprasio Amador, Juan fue a por el cordero mientras Mariano vigilaba para que todo fuese bien.
Pero el tío Caprasio despertó dándole un garrotazo a Juan.
Mariano para salvar a Juan disparó la escopeta hiriendo al tío Caprasio, que pudo contar lo que le ocurrió pero sin dar nombres.
No volvieron a Alcubierre, y durmieron en un pajar, cuándo iban por el camino de Lanaja alcanzaron a un chaval que iba a vender sal a Castejón, al reconocer a los bandoleros intentó huir, pero Cucaracha haciendo muestra de su habilidad como pastor, le dio una pedrada que lo fulminó.
El primer robo fue en el camino de la Gitana a Moncalvos camino de Castejón, a un arriero, que mientras le robaban se acercó un sobrino de Cucaracha, y para que no les delatara uno de la banda se lo cargó.
Cucaracha contó todo lo acaecido a un pastor (Mariano Castillo Tella).
Hay innumerables historias de este bandolero, unas verdaderas y otras producto de la leyenda.
Se dice que una vez se disfrazaron de carlistas en Farlete, encerraron en la iglesia a todos los ricos, que fueron rescatados porque todo el pueblo salió a luchar contra Cucaracha, que tuvo que huir.
En Abril de 1.874, Cucaracha pidió a José Calvo Ayerbe, una cantidad de dinero que éste no le dio, en venganza le prendió fuego a una paridera.
En Castejón siempre he oído la historia de que un niño iba al molino con poco dinero para moler, Cucaracha lo paró y le pregunta:
-¿Donde vas?
-Voy al molino a moler trigo.
-¿Llevas dinero?
-Solo llevo tres pesetas, porque dice mi madre que Cucaracha me las robará.
Cucaracha le dio más dinero y le dijo:
- "Dile a la puta de tu madre que Cucaracha no roba a los pobres"
En la cuadrilla había una cincuentena de bandidos, entre ellos se encontraban:
El Cerrudo de Lalueza
Antoni Samperiz
Peralta Farineza
Agustín Alaman Corvinos
El vibora de Alcolea
El Villanueva
El Cigarro
Manuel Miró, capturado en Ballovar
El Sastre
Marcelino Berbeder, capturado en Lanaja el 18 de mayo de 1.874
Mayorito murió en Pina en 1.876
En Albalate se cuenta que el barquero le ayudaba, cuando tenía que cruzar el río, iba rápido, pero no tanto cuando tenía que pasar a la Guardia Civil.
No quería el barquero ninguna ayuda, así que Cucaracha una noche se acerco al pueblo y le tiró unas alforjas llenas de dinero, al corral del barquero, pero el destino quiso que se equivocara de corral y se las echó al vecino, muchos años más tarde se supo la verdad.
Solía tener numerosos escondites, en Castejón camino del molino. En Juvierre, tenía la cueva del Pedregal y la cueva de los Porzanes en Sena, otra cueva en el Sisallar.
En Farlete el sitio favorito eran las cuevas de San Caprasio.
El 18 de Julio de 1.873 en la ermita de San Miguel estaba Cucaracha y Villanueva, llegaron los picoletos y el cabo Buisan le dio el alto, al no obedecer le disparó, hiriéndole gravemente.
Su muerte aconteció el 28 de febrero de 1.875, se supo que estaba en Lanaja en el corral de Lanica, (Antonio Martinez) y que un chaval (Manolito Maza) iba a llevarle vino, unos cuentan que murió envenenado, pero la versión más creíble es que fue rodeado por la guardia civil al mando del teniente Vicente Lafuente y le dieron muerte a tiros.
Dicen que era muy delgado y vestía muy mal, es triste que por unos hechos delictivos pase una persona a la historia, pero en la vida nunca sabes donde está tu sitio hasta que el tiempo te ha juzgado.
Con algo de leyenda y mucho de verdad se labró la vida de un bandolero monegrino " CUCARACHA "
Entre las historias que se cuentan sobre el Bandido Cucaracha la más famosa es la del barquero de Pina, es la que mejor narrada ha llegado hasta nosotros.
El bandido Cucaracha y el barquero de Pina de Ebro
Mariano Gabín y Suñén, más conocido con el apodo de “Cucaracha” (era pequeño, muy moreno y siempre vestía de negro), fue el bandolero más conocido de Aragón. Entre 1870 y 1875 “reinó” en un basto “imperio” que incluía la comarca de Los Monegros y se extendía desde el río Cinca hasta el Gállego, de Este a Oeste, y, por el Norte, desde la Hoya y Somontano de Barbastro, hasta el Ebro, por el Sur.
“Cucaracha” se movía continuamente de un lugar a otro, evitando la presencia de la Guardia Civil. Tuvo que cruzar a menudo los ríos por las numerosas barcas que comunicaban las márgenes de los tres ríos más caudalosos de Aragón. Se cuentan muchas anécdotas.
Habitualmente, los barqueros eran confidentes del bandolero y le ayudaban; uno de ellos fue el barquero de Albalate de Cinca.
Pero también tuvo algún encontronazo con otros barqueros. Es el caso que traemos en el siguiente texto de A. Riera, con el título de “Cucaracha”, publicado en 1903 en la revista ilustrada Pluma y lápiz, editada en Barcelona.
Se habla de bandidos, conversación que no es muy agradable ni tranquilizadora cuando se sostiene andando por campo y valles, pero que resulta entretenida e interesante después de haber comido y bebido en un buen restaurante y fumado un habano mientras se cumple el trabajo de la digestión, cuando la sangre parece circular con más viveza y avivar el pensamiento.
- Me da ira la estupidez humana, decía López, un López cualquiera;
- La ha dado todo el mundo por creer en la caballerosidad de los bandidos, y no hay quien se los figure unos caballeros andantes o poco menos.
- La leyenda es merecida por lo que toca a varios de ellos, replicó Fanjul, el antiguo jefe republicano, famoso por sus discursos del Parlamento.
- ¡Hombre, tiene gracia! ¿Hasta tú?...
-Sí, hasta yo.
Ha sido un bandido célebre, que murió de un modo desastroso, debo la vida, o cuando menos el ahorrarme una encerrona de larga duración.
- Cuenta, hombre, cuenta.
- La aventura no es extraordinaria, pero prueba lo que dije, que hay cándidos que valen más que su fama. ¿Recordáis el nombre de Cucaracha?
-Sí.
-Bueno, de él se trata.
Anduve yo mezclado en la sublevación de Despeñaperros en 1869. Fuimos vencidos. Pude escapar; antes de huir de España quise pasar por mi casa, por Aragón.
Un día me avisó el secretario del pueblo que acudía la guardia civil, que me andaba buscando.
Tres días después había elecciones en Zaragoza; decidí jugar el todo por el todo y presentarme diputado en vez de huir a Francia. Pero era preciso, ante todo, escapar de los que me perseguían.
Había dado la media noche cuando salí de mi pueblo a caballo para Pina. Había que pasar el río, pero había barca.
Es de advertir que en mi comarca me conocen hasta los perros. Aguijé el caballo y al amanecer llegué junto a la barca. Poco antes de llegar a ella salió un hombre de un grupo de árboles.
Iba embozado en una manta, cubierta la cabeza con un sombrero del que llevaba bajas las alas. Por debajo de la manta asomaba el cañón de un fusil cuya culata se marcaba junto al hombro.
Se adelantó a mi encuentro y me saludó.
-¿Va usted a pasar el río? -preguntó.
-Sí.
-Pues pasaré con usted.
-Bueno; voy a despertar al barquero.
Le llamó. Salió a los cinco minutos, malhumorado, mascullando maldiciones entre dientes, sin duda por haberle despertado tan temprano. Pero, era el mío, caso que no admitía dilación. De un momento a otro podían aparecer los civiles y yo estaba condenado a muerte.
-Ea, pásame pronto, -dije.
-Poco a poco, señor Fanjul, -replicó el pillastre con sonrisa de mal agüero, insolente y burlona a un tiempo. -¿Sabe usted cuánto vale hoy pasar el río?
-No sé.
-Le costará cien duros.
Comprendí la pillada. El maldito sabía que huía. Busqué un arma. No tenía ninguna. Era aquel bandido el más fuerte. Si se empeñaba en no pasarme estaba perdido. Capitulé:
-No tengo los cien duros.
Te daré todo el dinero que tengo
No llevaba más que veinte o treinta pesetas. Se las ofrecí.
-No le paso.
Le di el reloj, que era de plata, la capa.
-No le paso si no vienen cien duros. Vaya a buscarlos.
No le podía dar el caballo porque le necesitaba para huir más aprisa. Volver atrás era imposible.
Me cegó la ira. Iba a saltar del caballo, cuando el hombre de la manta, que presenciara aquella escena sin decir abra, me detuvo con un ademán y avanzando hacia el barquero le preguntó.
-Y por pasarme a mí, ¿cuánto quieres?
-El precio ordinario.
-No te daré nada. Y pasarás al señor Fanjul y me pasarás a mí y nos pasarás tirando de la soga con los dientes.
-¡Oh! ¡Oh! -hizo en tono de mofa el barquero.
Había amanecido. El que hablaba con tanta autoridad se desembozó con rápido ademán, de un revés de la mano levantó el ala del sombrero y empuñó la carabina.
-¿Me conoces? -dijo.
-¡Cucaracha! -exclamó el barquero con terror.
-En carne y huesos.
Temblando como un azogado entró el pasador en la barca. Subimos también nosotros. Iba a coger la soga con las manos el barquero.
-¡Con los dientes he dicho, canalla!
Relampaguearon los ojos del salteador. Obedeció el cobarde. Y con los dientes empezó a tirar de la soga. Era un espectáculo tan tremendo y repugnante a la vez, que no puedo recordarlo sin estremecerme.
El miserable temblaba, tenía su cara una expresión como enloquecida; apretaba la cuerda con los dientes, como si mordiera a un enemigo haciendo presa y los ojos, horriblemente dilatados, miraban a Cucaracha.
Éste, apoyado en su carabina, inmóvil como una estatua, sin que se estremeciera un solo músculo de su rostro bronceado, sin parpadear, con aquellos ojos que vieran tantas veces la muerte cara a cara, miraba al barquero.
Pasamos. Al saltar, Cucaracha hizo que el barquero me devolviese el dinero, reloj y capa. Di las gracias al salteador.
-Vaya usted tranquilo, -me dijo- ¡buena suerte!
Echo a andar mi caballo. Cucaracha dijo al barquero:
-Si vienen los civiles y nos delatas, te mato mañana.
Volví la cabeza. El bandolero se internaba con paso rápido por entre los árboles de la orilla.
En cuanto a mí, llegué a Zaragoza guiando un carro de trigo. Dos días después tenía el acta. ¿No os parece que la debía más que a los republicanos al pobre Cucaracha?
Esto es todo lo que puedo decir sobre el famoso bandolero aragonés Mariano Gavín Suñer, apodado el Cucaracha: "Un héroe para unos y un villano para otros"
En cuanto a nosotros, después de escuchar el relato, recogimos bártulos y nos volvimos hacia Sástago. No sin antes visitar un sitio famoso en la zona, el Pulvorel, un monte con marca geodésica porque es el punto mas alto de todo el monte de Sástago, a 400 metros sobre el nivel del mar y con unas vistas espectaculares de todo el monte.
Tras las fotos de rigor en el Pulvorel, montamos en la furgoneta y fuimos de tiro a visitar el pozo de Candial, ahora sin agua, pero todavía entero. Al mirar sus gruesa paredes la imaginación te hace retroceder en el tiempo y ver ocho o diez caballos abrevando agua mientras unos bandoleros comentan las correrías del día y se reparten un botín sustraído a algún viajante de la zona.
Volvimos a Sástago con la cabeza llena de ideas que plasmar sobre un papel y aquí esta, no será un éxito de ventas pero al menos me he divertido escribiéndolo.
Mi agradecimiento a Fermín y Ángel, sin ellos no habría podido salir este escrito a la luz, yo no habría llegado solo a la cueva y me habrían tenido que venir a rescatar perdido en el monte.
Quiero agradecer a un sitio que hay en Internet, de donde con su permiso, he sacado información para completar este escrito:
http://celedoniogarcia.blogia.com/temas/la-cueva-de-los-bandoleros.php
Colaboración: Ángel y Fermín
Adaptación literaria libre y fotos:
Tertulias de La Manqueta
Desde que por primera vez escuché, a los Titiriteros de Binefar nombrar al bandido más famoso que rondó por los montes de la zona de Monegros, he deseado saber algo más sobre el.
Mi amigo Fermín y mi pariente Ángel, me propusieron hacer una excursión a la que fue cueva refugio del bandido, acepté encantado y un sábado del mes de agosto, por la mañana temprano, nos montamos en la furgoneta de Fermín y nos dispusimos a recorrer los cerca de 35 kilómetros que hay desde Sástago hasta el refugio del Cucaracha.
Cogimos la carretera a Bujaralóz, hasta un desvío a la izquierda, por camino de monte, fuimos pasando por los diferentes mases ahora abandonados, que tienen nombre propio, el más de los Lainez, el de los Morlanes, son mases grandes, algunos de varias edificaciones, en ellos las gentes hacían la vida durante los meses de siembra o de recogida de la cosecha. En tiempos del Cucaracha, el monte tenía vida propia.
Por caminos de difícil tránsito, nos adentramos en una zona conocida como Retuerta Pina, es un inmenso sabinar venido a menos por culpa de Felipe II, que usó las sabinas centenarias de la zona, para hacerse la Armada Invencible que al final no lo fue tanto.
Por los caminos sinuosos de la Retuerta, camino de la cueva del Cucaracha, nos encontramos una zona que llaman: Pepesina, es una plana espectacular, donde se divisa todo el monte, hasta donde te alcanza la vista, con sabinas salteadas por todos lados. En esa zona, nos topamos con unas hermosas avutardas, es la primera vez que las veo tan cerca.
Seguimos el camino, viendo volar majestuosas las avutardas, mientras las orillas, se van espesando a derecha e izquierda por sabinas, cada vez más grandes y robustas y los conejos empiezan a cruzar por el camino al ruido de la furgoneta, perdices, conejos hasta una liebre arranca al paso de la furgoneta, la zona es rica en caza.
Pasamos cerca del Pozo de Candial, donde los bandidos abrevaban sus caballos tras alguna correría, antes de esconderse en la cueva.
El sabinar se hace mas espeso cuando nos acercamos a la cueva y el camino se hace difícil para la furgoneta, pero enseguida aparece la cueva o lo que queda de ella, después de reconvertirla en un más de cazadores. Me explicare:
La cueva esta tallada en un montículo, estratégicamente situado, la boca de la cueva enfoca al suroeste, con una vista perfecta de todos los caminos que pueden llegar a ella y con una visión perfecta de la carretera al fondo.
No impresiona al verla desde fuera, porque las reformas que los propietarios han hecho, para acomodar a los cazadores que hacen noche para cazar por la zona, pues desluce un poco el hecho que fuera una cueva de ladrones. Han edificado una fachada, como si fuera un Más de los muchos que hay por el monte, también han abierto en la parte de arriba dos lucernarios para que el interior tenga luz natural, para eso han quitado parte de la ladera que había en la cueva original.
Pero aun así al entrar, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Por un momento tuve la sensación, de que algo o alguien nos acechaba dentro de la cueva. Me quede quieto contemplando aquella hermosa obra de arquitectura rústica con lo necesario para que hombres y caballos pudieran estar más o menos cómodos en sitio o situación hostil.
La cueva es enorme, abovedada, con troncos de sabina reforzando el techo, en dos líneas una por encima de la otra, para evitar derrumbes. A la Izquierda, el pesebre para los caballos, ocho o diez probablemente, ahora es una banca de cemento, para sentarse a cenar los cazadores. Al fondo a la derecha está ahora la cocina y a la izquierda, hay un cuarto, con una puerta pequeña, que es el último refugio en caso de ataque a la cueva, o el lugar de la emboscada, por si alguien entraba en la cueva.
Sin lugar a dudas, el sitio es sobrecogedor. Pienso en las correrías de los bandidos por el lugar, en sus discusiones y borracheras, en sus historias alrededor de la lumbre.
Fermín Ángel y yo, almorzamos unos huevos fritos que me supieron a gloria, regados con un par de tragos de vino, comentamos la historia de los bandoleros, de sus fechorías y recordé que había leído en algún lugar la biografía del bandolero y alguna de sus correrías, así que lo busque y …..
El Bandido Cucaracha
Mariano Gavín Suñer, "Cucaracha" apodado así por lo bien que cantaba esta canción.
Nació en Alcubierre, al finalizar las guerras carlistas (el mismo año del abrazo de Vergara).
Los soldados dejaron los fusiles de soldado por los trabucos de bandoleros.
Estuvo siete años de pastor, donde conoció todos los rincones de los Monegros, que luego le sirvieron para escapar de la justicia y ampliar sus correrías de malhechor.
A los 21 años se casa con Julia Amador, una buena moza de Alcubierre. Tenía tierras pero no le gustaba darle al azadón, así que con un vecino de tierras, Juan Ardid Jordan un día se quisieron comer un cordero del cercano corral de Caprasio Amador, Juan fue a por el cordero mientras Mariano vigilaba para que todo fuese bien.
Pero el tío Caprasio despertó dándole un garrotazo a Juan.
Mariano para salvar a Juan disparó la escopeta hiriendo al tío Caprasio, que pudo contar lo que le ocurrió pero sin dar nombres.
No volvieron a Alcubierre, y durmieron en un pajar, cuándo iban por el camino de Lanaja alcanzaron a un chaval que iba a vender sal a Castejón, al reconocer a los bandoleros intentó huir, pero Cucaracha haciendo muestra de su habilidad como pastor, le dio una pedrada que lo fulminó.
El primer robo fue en el camino de la Gitana a Moncalvos camino de Castejón, a un arriero, que mientras le robaban se acercó un sobrino de Cucaracha, y para que no les delatara uno de la banda se lo cargó.
Cucaracha contó todo lo acaecido a un pastor (Mariano Castillo Tella).
Hay innumerables historias de este bandolero, unas verdaderas y otras producto de la leyenda.
Se dice que una vez se disfrazaron de carlistas en Farlete, encerraron en la iglesia a todos los ricos, que fueron rescatados porque todo el pueblo salió a luchar contra Cucaracha, que tuvo que huir.
En Abril de 1.874, Cucaracha pidió a José Calvo Ayerbe, una cantidad de dinero que éste no le dio, en venganza le prendió fuego a una paridera.
En Castejón siempre he oído la historia de que un niño iba al molino con poco dinero para moler, Cucaracha lo paró y le pregunta:
-¿Donde vas?
-Voy al molino a moler trigo.
-¿Llevas dinero?
-Solo llevo tres pesetas, porque dice mi madre que Cucaracha me las robará.
Cucaracha le dio más dinero y le dijo:
- "Dile a la puta de tu madre que Cucaracha no roba a los pobres"
En la cuadrilla había una cincuentena de bandidos, entre ellos se encontraban:
El Cerrudo de Lalueza
Antoni Samperiz
Peralta Farineza
Agustín Alaman Corvinos
El vibora de Alcolea
El Villanueva
El Cigarro
Manuel Miró, capturado en Ballovar
El Sastre
Marcelino Berbeder, capturado en Lanaja el 18 de mayo de 1.874
Mayorito murió en Pina en 1.876
En Albalate se cuenta que el barquero le ayudaba, cuando tenía que cruzar el río, iba rápido, pero no tanto cuando tenía que pasar a la Guardia Civil.
No quería el barquero ninguna ayuda, así que Cucaracha una noche se acerco al pueblo y le tiró unas alforjas llenas de dinero, al corral del barquero, pero el destino quiso que se equivocara de corral y se las echó al vecino, muchos años más tarde se supo la verdad.
Solía tener numerosos escondites, en Castejón camino del molino. En Juvierre, tenía la cueva del Pedregal y la cueva de los Porzanes en Sena, otra cueva en el Sisallar.
En Farlete el sitio favorito eran las cuevas de San Caprasio.
El 18 de Julio de 1.873 en la ermita de San Miguel estaba Cucaracha y Villanueva, llegaron los picoletos y el cabo Buisan le dio el alto, al no obedecer le disparó, hiriéndole gravemente.
Su muerte aconteció el 28 de febrero de 1.875, se supo que estaba en Lanaja en el corral de Lanica, (Antonio Martinez) y que un chaval (Manolito Maza) iba a llevarle vino, unos cuentan que murió envenenado, pero la versión más creíble es que fue rodeado por la guardia civil al mando del teniente Vicente Lafuente y le dieron muerte a tiros.
Dicen que era muy delgado y vestía muy mal, es triste que por unos hechos delictivos pase una persona a la historia, pero en la vida nunca sabes donde está tu sitio hasta que el tiempo te ha juzgado.
Con algo de leyenda y mucho de verdad se labró la vida de un bandolero monegrino " CUCARACHA "
Entre las historias que se cuentan sobre el Bandido Cucaracha la más famosa es la del barquero de Pina, es la que mejor narrada ha llegado hasta nosotros.
El bandido Cucaracha y el barquero de Pina de Ebro
Mariano Gabín y Suñén, más conocido con el apodo de “Cucaracha” (era pequeño, muy moreno y siempre vestía de negro), fue el bandolero más conocido de Aragón. Entre 1870 y 1875 “reinó” en un basto “imperio” que incluía la comarca de Los Monegros y se extendía desde el río Cinca hasta el Gállego, de Este a Oeste, y, por el Norte, desde la Hoya y Somontano de Barbastro, hasta el Ebro, por el Sur.
“Cucaracha” se movía continuamente de un lugar a otro, evitando la presencia de la Guardia Civil. Tuvo que cruzar a menudo los ríos por las numerosas barcas que comunicaban las márgenes de los tres ríos más caudalosos de Aragón. Se cuentan muchas anécdotas.
Habitualmente, los barqueros eran confidentes del bandolero y le ayudaban; uno de ellos fue el barquero de Albalate de Cinca.
Pero también tuvo algún encontronazo con otros barqueros. Es el caso que traemos en el siguiente texto de A. Riera, con el título de “Cucaracha”, publicado en 1903 en la revista ilustrada Pluma y lápiz, editada en Barcelona.
Se habla de bandidos, conversación que no es muy agradable ni tranquilizadora cuando se sostiene andando por campo y valles, pero que resulta entretenida e interesante después de haber comido y bebido en un buen restaurante y fumado un habano mientras se cumple el trabajo de la digestión, cuando la sangre parece circular con más viveza y avivar el pensamiento.
- Me da ira la estupidez humana, decía López, un López cualquiera;
- La ha dado todo el mundo por creer en la caballerosidad de los bandidos, y no hay quien se los figure unos caballeros andantes o poco menos.
- La leyenda es merecida por lo que toca a varios de ellos, replicó Fanjul, el antiguo jefe republicano, famoso por sus discursos del Parlamento.
- ¡Hombre, tiene gracia! ¿Hasta tú?...
-Sí, hasta yo.
Ha sido un bandido célebre, que murió de un modo desastroso, debo la vida, o cuando menos el ahorrarme una encerrona de larga duración.
- Cuenta, hombre, cuenta.
- La aventura no es extraordinaria, pero prueba lo que dije, que hay cándidos que valen más que su fama. ¿Recordáis el nombre de Cucaracha?
-Sí.
-Bueno, de él se trata.
Anduve yo mezclado en la sublevación de Despeñaperros en 1869. Fuimos vencidos. Pude escapar; antes de huir de España quise pasar por mi casa, por Aragón.
Un día me avisó el secretario del pueblo que acudía la guardia civil, que me andaba buscando.
Tres días después había elecciones en Zaragoza; decidí jugar el todo por el todo y presentarme diputado en vez de huir a Francia. Pero era preciso, ante todo, escapar de los que me perseguían.
Había dado la media noche cuando salí de mi pueblo a caballo para Pina. Había que pasar el río, pero había barca.
Es de advertir que en mi comarca me conocen hasta los perros. Aguijé el caballo y al amanecer llegué junto a la barca. Poco antes de llegar a ella salió un hombre de un grupo de árboles.
Iba embozado en una manta, cubierta la cabeza con un sombrero del que llevaba bajas las alas. Por debajo de la manta asomaba el cañón de un fusil cuya culata se marcaba junto al hombro.
Se adelantó a mi encuentro y me saludó.
-¿Va usted a pasar el río? -preguntó.
-Sí.
-Pues pasaré con usted.
-Bueno; voy a despertar al barquero.
Le llamó. Salió a los cinco minutos, malhumorado, mascullando maldiciones entre dientes, sin duda por haberle despertado tan temprano. Pero, era el mío, caso que no admitía dilación. De un momento a otro podían aparecer los civiles y yo estaba condenado a muerte.
-Ea, pásame pronto, -dije.
-Poco a poco, señor Fanjul, -replicó el pillastre con sonrisa de mal agüero, insolente y burlona a un tiempo. -¿Sabe usted cuánto vale hoy pasar el río?
-No sé.
-Le costará cien duros.
Comprendí la pillada. El maldito sabía que huía. Busqué un arma. No tenía ninguna. Era aquel bandido el más fuerte. Si se empeñaba en no pasarme estaba perdido. Capitulé:
-No tengo los cien duros.
Te daré todo el dinero que tengo
No llevaba más que veinte o treinta pesetas. Se las ofrecí.
-No le paso.
Le di el reloj, que era de plata, la capa.
-No le paso si no vienen cien duros. Vaya a buscarlos.
No le podía dar el caballo porque le necesitaba para huir más aprisa. Volver atrás era imposible.
Me cegó la ira. Iba a saltar del caballo, cuando el hombre de la manta, que presenciara aquella escena sin decir abra, me detuvo con un ademán y avanzando hacia el barquero le preguntó.
-Y por pasarme a mí, ¿cuánto quieres?
-El precio ordinario.
-No te daré nada. Y pasarás al señor Fanjul y me pasarás a mí y nos pasarás tirando de la soga con los dientes.
-¡Oh! ¡Oh! -hizo en tono de mofa el barquero.
Había amanecido. El que hablaba con tanta autoridad se desembozó con rápido ademán, de un revés de la mano levantó el ala del sombrero y empuñó la carabina.
-¿Me conoces? -dijo.
-¡Cucaracha! -exclamó el barquero con terror.
-En carne y huesos.
Temblando como un azogado entró el pasador en la barca. Subimos también nosotros. Iba a coger la soga con las manos el barquero.
-¡Con los dientes he dicho, canalla!
Relampaguearon los ojos del salteador. Obedeció el cobarde. Y con los dientes empezó a tirar de la soga. Era un espectáculo tan tremendo y repugnante a la vez, que no puedo recordarlo sin estremecerme.
El miserable temblaba, tenía su cara una expresión como enloquecida; apretaba la cuerda con los dientes, como si mordiera a un enemigo haciendo presa y los ojos, horriblemente dilatados, miraban a Cucaracha.
Éste, apoyado en su carabina, inmóvil como una estatua, sin que se estremeciera un solo músculo de su rostro bronceado, sin parpadear, con aquellos ojos que vieran tantas veces la muerte cara a cara, miraba al barquero.
Pasamos. Al saltar, Cucaracha hizo que el barquero me devolviese el dinero, reloj y capa. Di las gracias al salteador.
-Vaya usted tranquilo, -me dijo- ¡buena suerte!
Echo a andar mi caballo. Cucaracha dijo al barquero:
-Si vienen los civiles y nos delatas, te mato mañana.
Volví la cabeza. El bandolero se internaba con paso rápido por entre los árboles de la orilla.
En cuanto a mí, llegué a Zaragoza guiando un carro de trigo. Dos días después tenía el acta. ¿No os parece que la debía más que a los republicanos al pobre Cucaracha?
Esto es todo lo que puedo decir sobre el famoso bandolero aragonés Mariano Gavín Suñer, apodado el Cucaracha: "Un héroe para unos y un villano para otros"
En cuanto a nosotros, después de escuchar el relato, recogimos bártulos y nos volvimos hacia Sástago. No sin antes visitar un sitio famoso en la zona, el Pulvorel, un monte con marca geodésica porque es el punto mas alto de todo el monte de Sástago, a 400 metros sobre el nivel del mar y con unas vistas espectaculares de todo el monte.
Tras las fotos de rigor en el Pulvorel, montamos en la furgoneta y fuimos de tiro a visitar el pozo de Candial, ahora sin agua, pero todavía entero. Al mirar sus gruesa paredes la imaginación te hace retroceder en el tiempo y ver ocho o diez caballos abrevando agua mientras unos bandoleros comentan las correrías del día y se reparten un botín sustraído a algún viajante de la zona.
Volvimos a Sástago con la cabeza llena de ideas que plasmar sobre un papel y aquí esta, no será un éxito de ventas pero al menos me he divertido escribiéndolo.
Mi agradecimiento a Fermín y Ángel, sin ellos no habría podido salir este escrito a la luz, yo no habría llegado solo a la cueva y me habrían tenido que venir a rescatar perdido en el monte.
Quiero agradecer a un sitio que hay en Internet, de donde con su permiso, he sacado información para completar este escrito:
http://celedoniogarcia.blogia.com/temas/la-cueva-de-los-bandoleros.php
Colaboración: Ángel y Fermín
Adaptación literaria libre y fotos:
Tertulias de La Manqueta
1 de febrero de 2010
Adiós al Bar Maximino de Sástago
Despedida y cierre
De submarinista de la Armada Española, a camarero del Bar Maximino de Sástago, porque el bar es de su mujer y de su cuñado, que quede claro, bueno pero el amigo Victoriano Manero ha sabido llevar el bar junto a su esposa Mª Jesús durante catorce años, unos años a jornadas enteras otros años los últimos a medio gas, pero bueno contra viento y marea el bar se abría casi todos los días.
Vamos a recordar que el Bar del Maximino tiene muchos años y creo poder asegurar, que varias generaciones de personas hemos acudido al bar a tomar un café, una caña de cerveza o jugar una partida de Mús, guiñote, dardos o simplemente leer el periódico comentando las noticias del día. Cuantas anécdotas, cuantas cosas que contar en todos estos años.
Algunas cosas recordamos mientras metíamos entre pecho y espalda ese jamón y esos montaditos especialidad de la casa. Con un brindis Victoriano se despidió de su faceta de barman, a partir de ahora nos lo encontraremos jugando al mús, como uno más de la partida, sin tener que abandonarla para atender a la clientela.
Fue una despedida emotiva pero alegre a la vez y es que el bar no se cierra. Al parecer unos jóvenes del pueblo lo van a seguir regentando, no se sabe si cambiaran el nombre del bar ni qué tipo de reforma va a sufrir el mismo, pero en breves seguirá en funcionamiento un tiempo más.
No es bueno que desaparezcan los negocios en los pueblos, al contrario ojala aumentaran, no solo en bares sino en otras facetas quizás deportivas, quizás turísticas, alguna casa rural tal vez, algún restaurante especializado en caza, en fin que hay que acrecentar el número de negocios para hacer que un pueblo como Sástago relance a sus jóvenes en el empleo tan necesario en estos momentos.
Desde aquí le deseo a Víctoriano Manero ex submarinista y ex camarero, lo mejor, en lo que haya decidido emprender, lo mismo a su esposa y a sus hijos y decirle que he pasado buenos momentos conversando con él a uno y otro lado de la barra de un bar.
Tertulias de La Manqueta
De submarinista de la Armada Española, a camarero del Bar Maximino de Sástago, porque el bar es de su mujer y de su cuñado, que quede claro, bueno pero el amigo Victoriano Manero ha sabido llevar el bar junto a su esposa Mª Jesús durante catorce años, unos años a jornadas enteras otros años los últimos a medio gas, pero bueno contra viento y marea el bar se abría casi todos los días.
Pero ahora el amigo Manero y su esposa han dicho basta ya y con un espectacular almuerzo en las dependencias del bar, Victoriano nos agasajo a los que él quiso, con un soberbio almuerzo a los que pudimos acudir a tan emocionante encuentro. En el transcurso del ágape, Victoriano nos comunico su decisión y la de su esposa de dar por concluida su etapa de camareros de bar.
Vamos a recordar que el Bar del Maximino tiene muchos años y creo poder asegurar, que varias generaciones de personas hemos acudido al bar a tomar un café, una caña de cerveza o jugar una partida de Mús, guiñote, dardos o simplemente leer el periódico comentando las noticias del día. Cuantas anécdotas, cuantas cosas que contar en todos estos años.
Algunas cosas recordamos mientras metíamos entre pecho y espalda ese jamón y esos montaditos especialidad de la casa. Con un brindis Victoriano se despidió de su faceta de barman, a partir de ahora nos lo encontraremos jugando al mús, como uno más de la partida, sin tener que abandonarla para atender a la clientela.
Fue una despedida emotiva pero alegre a la vez y es que el bar no se cierra. Al parecer unos jóvenes del pueblo lo van a seguir regentando, no se sabe si cambiaran el nombre del bar ni qué tipo de reforma va a sufrir el mismo, pero en breves seguirá en funcionamiento un tiempo más.
No es bueno que desaparezcan los negocios en los pueblos, al contrario ojala aumentaran, no solo en bares sino en otras facetas quizás deportivas, quizás turísticas, alguna casa rural tal vez, algún restaurante especializado en caza, en fin que hay que acrecentar el número de negocios para hacer que un pueblo como Sástago relance a sus jóvenes en el empleo tan necesario en estos momentos.
Desde aquí le deseo a Víctoriano Manero ex submarinista y ex camarero, lo mejor, en lo que haya decidido emprender, lo mismo a su esposa y a sus hijos y decirle que he pasado buenos momentos conversando con él a uno y otro lado de la barra de un bar.
Tertulias de La Manqueta
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