Vamos a poner un poco de poesía a este mes, poesía de un gran poeta aragonés, a ver si nos sube la moral para comprar turrón, aunque al precio que va mejor pensárselo un poco, igual tenemos que pedir un préstamo para comprar estas navidades.
Poesía y pintura de Julio Izquierdo
EBRO DE MIS SUEÑOS
De mil pesquerías y de mil andanzas;
de paseos largos de amor con zagalas;
llaga no curada de mis añoranzas.
Sabia de juncales de aneas y zarzas.
¡Dónde está tu brillo y tu voz tan clara!
¿Dónde está el embrujo de aquellas mañanas!
¡Dónde están los olmos que escolta te daban!
¡Dónde los barqueros de sirga y de barca
que al son de la tarde tus aguas surcaban!
Muros de inconsciencia te hieren y atascan.
Se mueren tus peces, se secan tus cañas,
tus niños no ríen, tus pájaros callan.
No te rindas, Ebro. Ataca con saña;
lucha con bravura, con la frente alta.
Recuerda el orgullo del suelo que bañas.
EN LOS CAMPOS
Camina el tiempo lentamente bajo el sol
y las sombras dibujan con lápices bicolor
su recorrido cansino.
Las semillas y los pájaros luchan por su sustento.
Los árboles charlatanes aprovechan la brisa
para mofarse de los pequeños arbustos
y de las hierbas rastreras.
El agua del arroyuelo huye hacia su matriz de sal,
y las estrellas, ocultas tras el día,
lo contemplan todo como madres cuidadoras de su prole.
Todo es paz, todo armonía.
Sólo las bolsas de plástico, descoloridas y sucias,
encenagan el diálogo poético de los campos.
ESPERANDO UN VIENTO AMIGO
intentando hablar contigo.
Mientras mi barca, encallada,
espera para bogar,
el aura de un viento amigo.
Yo ando escribiendo poemas
como el que lanza quejidos,
con el alma entusiasmada
y la pena entre las sienes
de que nadie pueda oírlos.
Pero los poemas son
como en el aire es el viento;
algo que todo lo impregna,
algo que los corazones,
lo respiran sin saberlo.
DESESPERACION
Lágrimas de desaliento
en las terrazas de la larga noche negra.
Las estrellas brillan con el tiempo a su favor
intentando apaciguar ansiedades y miedos,
pero hay hombres que no disponen de tiempo;
les roe la supervivencia del día a día,
la hipoteca, el supermercado, los juguetes…
Las fotos de los hijos, en la mesilla,
esperan la sonrisa de padre
que oculta amarguras aniquilantes,
aterradoras.
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