2 de diciembre de 2011

El hurón

Son tantas las historias que contar sobre el Tío Boleas, que a veces es mejor acudir a otras personas que lo conocieron o simplemente habían oído contar sus cuentos.


En este caso quise acudir a mi buen amigo Simón Ordovás, buen conocedor de todas las historietas antiguas, leyendas o realidad acontecidas en Sástago, para que me relatara alguna y como no. Aquí va la tercera entrega de las historias del Tío Boleas.

Un día 24 de Abril de hace muchos, muchos años, por las inmediaciones del Castillo de Palma, también conocida por Ermita de Ntra. Sra. del Pilar.

Andaba el tío Boleas de cacería con el hurón, para poder llevar algo de consistencia a la boca, al día siguiente era la festividad de La Virgen de Montler y si tenía suerte podría vender la caza y así sacar algún real.

Caminaba el Tío Boleas campo a través cuando diviso un cado sobado por conejos. Ni corto ni perezoso preparo el hurón, comprobó que el cascabel estaba bien atado al cuello del animal y sonaba, acto seguido introdujo el hurón en el cado. Pasado un buen rato, le extrañó que no saliese la caza, ni el hurón. Como iba oscureciendo, tapó el cado con piedras y se dijo:

- Mañana después de la Misa en la ermita, bajaré al pueblo y me acercaré hasta aquí, por lo menos a recuperar el hurón.

Y así lo hizo, al día siguiente, se arregló y subió a la Ermita de la Virgen, para asistir a misa primero y luego acudir a rescatar su hurón.


Estando en la misa oyó el ruido de un cascabel, sonaba igual al que llevaba su hurón, al principio no distinguía de donde procedía el ruido pero de vez en cuando el cascabel volvía a sonar y al final se dio cuenta que el sonido venia del suelo de la ermita.

El Tío Boleas esperó hasta que termino la misa, y cuando se quedó solo, metió la punta de la navaja en una baldosa de donde se oía de cuando en cuando el cascabel, levantó la baldosa con cuidado, debajo había un agujero y sorpresa, apareció un conejo, que el Tío Boleas atrapo al momento y a continuación asomo un segundo conejo y tras el, un tercero, para seguidamente asomar el hurón mirando alegremente a su dueño.

El tío Boleas, ese día 25 de Abril de no se sabe bien que año, día de la Virgen de Montler, comió conejo y vendió un par de ellos sacándose unos reales gracias a su hurón.

Claro que…. Vaya cado más grande, para el que conozca la zona.
De ermita a ermita, y el Ebro de por medio.

Tertulias de La Manqueta

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