14 de mayo de 2009

Historias del Tío Boleas (El esparvel)

El esparvel
De nuevo el famoso Tío Boleas es protagonista de una historia interesante y de nuevo es Simón Ordovás, quien nos la cuenta, en una tertulia muy concurrida en la que cada vez se acentúan más las ganas de oír relatos o historias del Tío Boleas.
Lo curioso es, que cuando se escucha el relato, a continuación algún tertuliano recuerda otra historia.
Así trascurre el tiempo entre los tertulianos, en el callizo de la Manqueta.

El Tío Boleas se fue a Cataluña a visitar a un pariente que hacía mucho no veía, el cual trabajaba de camarero en un hotel de la costa de Tarragona.
Como era costumbre, el pariente le enseñó el hotel del lujo en el cual prestaba sus servicios y saliendo a la terraza, desde la cual se divisaba una estupenda vista al mar, observó el tío Boleas, la cantidad de peces que allí acudían, dado que en el piso inferior estaba la cocina del hotel y por una de las puertas se salia a una terraza y desde alli tiraban los desperdicios y sobras de la cocina al mar, el tío Boleas le dijo a su pariente:

- La próxima vez que venga, traeré el esparvel, y nos pondremos las botas de pescado.

(El trasmallo o esparvel se llama en Sástago a un utensilio de pesca, es una red circular con pesos alrededor del círculo y en el centro del círculo un cuerda que es con la que se recoge lentamente la red, haciendo que los pesos vayan cerrando la red mientras se extrae del agua y si hay suerte con la pesca dentro se emplea en la pesca de madrillas, y barbos en el Ebro).

El pariente viendo la oportunidad de comida en abundancia gratis le dijo que si, que ya vería la forma de colarlo para que pudiera echar la red al agua y llenarla de sabrosos peces

Y así lo hicieron, el pariente lo organizo todo para el día siguiente, fueron al hotel y se colaron por la cocina a la pequeña terraza desde donde se arrojaban los desperdicios al agua.
El Tío Boleas echó el esparvel al agua, se fue al fondo y fueron tantos los peces que entraron en el esparvel, y la fuerza que hacían al nadar mar adentro, que arrastraban al tío Boleas por el suelo de la terraza.

El Tío Boleas tuvo que atar la soga de cierre del esparvel a uno de los pilares de la terraza, para no ir de cabeza al mar pero era tal la cantidad de peces arrastrando la red hacia el fondo que empezó a temblar el suelo dela terraza y toda la estructura del edificio, debido a la fuerza que ejercían los peces dentro de la red.

El Tío Boleas percatándose de la tragedia que se avecinaba tuvo que cortar la cuerda con la navaja, porque se escachaba el hotel.
Y así fue como por una vez y sin que sirva de precedente el Tío Boleas y su pariente se quedaron sin pescados que llevarse a la boca.

(Esparvel se le llama también a una rapaz diurna muy frecuente en el monte de Sástago, en otros lugares se le llama esparvero, o cernícalo.

Tertulias de La Manqueta

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